La vacuna contra el virus del papiloma humano puede actuar cubriendo hasta nueve serotipos, acota una especialista.
Por: Isbelia Farías
“Existen 18 enfermedades que se pueden prevenir a través de la vacunación, siendo una de ellas el cáncer asociado al Virus del Papiloma Humano”, destaca Lilly Rodríguez, fundadora de VOCES, coalición de inmunización y promoción de la salud de Puerto Rico, semana de la inmunización en el mundo entero.
Al respecto, la Doctora Josefina Romaguera, catedrática de la escuela de medicina del recinto de Ciencias Médicas e investigadora del virus del papiloma humano, aclara que este virus se asocia a condiciones benignas y malignas, siendo la más común el cáncer del cuello de la matriz, así como también el cáncer de la vagina, de la vulva, del pene, del ano y orofaríngeo.
“No solo causa cáncer, sino también las condiciones premalignas”, destaca Romaguera, acotando que “la vacuna contra el papiloma humano sigue siendo la herramienta más importante para la prevención de todos estos cánceres que se asocian al virus”.
Descubrimiento del virus y evolución de la vacuna
El descubrimiento del virus del papiloma humano es reciente. Para 1980, se pensaba que la causa del cáncer cervical eran otros agentes, pero, tras los descubrimientos, se pudo asociar directamente el virus del papiloma humano con distintos cánceres, comenzando por el cáncer de cérvix; para el año dos mil, comenzaron los primeros estudios de vacuna en Puerto Rico y a nivel mundial, de la vacuna que se tiene hoy disponible. Se comenzó con la bivalente, la cuadrivalente y la nonavalente, esta última significa que “cubre nueve serotipos”, rememora la especialista Romaguera.
Los estudios clínicos grandes, a nivel mundial, empezaron alrededor del año 2000 y para el 2006 se tenía una vacuna aprobada que, poco a poco, se fue modificando y recientemente se tiene la que se conoce como la nonavalente, la cual es mucho más amplia. Esta vacuna tiene mucha evidencia científica de que es segura y tiene un impacto significativo en todas estas condiciones asociadas al virus del papiloma humano.
Romaguera también indica que el primer concepto es el de prevención primaria, lo cual quiere decir que se debe recurrir a la vacuna para prevenir ese primer contacto con el virus; es decir, se debe tratar de vacunar a la población para que cuando esté expuesta no le dé el virus ni tenga las condiciones asociadas al mismo.
“Los estudios iniciales se enfocaron en usar la vacuna como prevención primaria y se recomienda entre las edades de 11 y 12 años; la vacuna para la prevención estaba aprobada entre los 9 y 26 años en sus orígenes, con el objetivo de que las pacientes estuvieran vacunadas antes de estar expuestas al virus y se dieron cuenta de que si lo administramos en edades más tempranas, antes de los 15 años, solo se necesitan dos vacunas, pero es bien importante que, entre la primera y la segunda vacuna, deben de pasar por lo menos seis meses, cuando se usa ese esquema de solo dos vacunas”, destaca Romaguera.
Si la persona tiene más de 15 años, se recomiendan tres vacunas. La primera vacuna, la segunda –dos meses después de la primera- y la tercera, seis meses después de la primera.
“El colocar la vacuna en edades tempranas tiene dos propósitos: la prevención primaria y que mientras más temprano, mejor reacción inmunológica, por eso se necesita menos vacuna; por lo que se le da a los niños y niñas una respuesta más robusta y que dure más tiempo”, agrega Romaguera.
La especialista aclara que: “Recientemente, hemos tenido dos cosas nuevas: primero que se aprobó para prevención de cáncer orofaríngeo y, segundo, se extendió la edad hasta los 45 años”. Pues, estas pacientes que han tenido condiciones premalignas de alto grado, lo que se conoce como displasia severa, si se pone la vacuna, la probabilidad de recurrir, tanto a nivel de cérvix, vulva y vagina, disminuye en más del 50 %, así que esta herramienta también se tiene para las pacientes que han estado expuestas al virus, que han tenido una condición premaligna y que se pueden proteger de alguna manera con esta vacuna ante futuros episodios de condiciones premalignas, indica la experta.
Romaguera señala que “este virus se estima que, a lo largo de la vida, más del 80 % de nosotros, vamos a estar expuestos”, pues, casi siempre se considera que es algo raro, pero se trata de un virus muy común y, a nivel mundial, es el virus más frecuente que se tiene, así que la vacuna es muy importante porque también previene el cáncer.
La prevención secundaria es cuando ya se ha tenido el virus y se debe hacer el seguimiento adecuado para prevenir que ese virus pueda llegar a cáncer. Una vez que se ha comenzado la vacunación, no es necesario repetir dosis, enfatiza la especialista.
Finalmente, la experta exhorta a que no se posponga la administración de la vacuna y que, quienes han iniciado, terminen el ciclo de vacunación. La vacuna está disponible, está accesible y es cubierta por los seguros médicos, así que la prioridad debe ser vacunar a los niños y niñas temprano porque la respuesta inmunológica será mejor.
El llamado es a buscar las herramientas de las que se disponen para evitar un cáncer que en Australia, por ejemplo, para el 2030 se estima que no exista, por lo que en la Isla también se puede llegar a esa meta.
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