El COVID-19 ha demostrado una inclinación en contagio, complicaciones y muertes en los pacientes con enfermedades preexistentes, particularmente enfermedad cardiovascular. Procesos directos e indirectos de daño al miocardio han sido descritos. Daño directo al miocardio en combinación con aumento en demanda cardio-metabólica y múltiples procesos asociados a la infección constituyen para el corazón una “Prueba de Esfuerzo” sin precedente.
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