Una nueva proteína vinculada a la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) podría ofrecer una nueva esperanza para el diagnóstico y el tratamiento de una de las causas más importantes de ceguera en el mundo.
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Una nueva proteína vinculada a la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) podría ofrecer una nueva esperanza para el diagnóstico y el tratamiento de una de las causas más importantes de ceguera en el mundo.
Investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres, la Universidad de Manchester, la Universidad de Cardiff (Reino Unido) y el Centro Médico de la Universidad de Radboud, Nijmegen (Países Bajos), encontró niveles significativamente más altos de la proteína FHR-4 en la sangre de pacientes con DMAE.
La investigación, utilizando tejido ocular donado para investigación médica, mostró la presencia de la proteína FHR-4 dentro de la mácula, la región específica del ojo afectada por la enfermedad, informó ABC.
Resultados del estudio
Los resultados de este estudio, que se publica en «Nature Communications», servirán para el diagnóstico precoz, al poder medir los niveles de FHR-4 en la sangre, y sugiere que las terapias dirigidas a esta proteína podrían proporcionar opciones de tratamiento futuras prometedoras.
FHR-4 regula el sistema del complemento, parte del sistema inmune, que juega un papel crítico en la inflamación y la defensa del cuerpo contra la infección. Estudios previos han relacionado el sistema del complemento con la DMAE mostrando que los errores genéticamente heredados en las proteínas clave del complemento son factores de riesgo importantes para la afección.
En este trabajo, los investigadores utilizaron una técnica genética para identificar cambios específicos en el genoma relacionados con el aumento de los niveles de FHR-4 en pacientes con DMAE.
De esta forma descubrieron que los niveles más altos de FHR-4 en sangre se asociaban con cambios en los genes que codifican proteínas que pertenecen a la familia del factor H, que se agruparon en una región específica del genoma. Los cambios genéticos identificados también se superpusieron con las variantes genéticas que aumentan el riesgo de DMAE que se identificaron por primera vez hace más de 20 años.