“El dolor es como si te estuvieran aplastando el cerebro con un martillo”, define Estefanía Fernández. Ella, junto con Manolo del Río y Elena Marco son algunas de las voces de pacientes con migraña.
Agencia EFE
“El dolor es como si te estuvieran aplastando el cerebro con un martillo”, define Estefanía Fernández. Ella, junto con Manolo del Río y Elena Marco son algunas de las voces de pacientes con migraña. El objetivo: concienciar a la sociedad de la incapacidad que provoca una patología que es más que un simple dolor de cabeza
La migraña es un tipo de dolor de cabeza o un tipo de cefalea que afecta a más de cuatro millones de personas en España. De ellos, más de un millón y medio son pacientes crónicos, es decir, tienen más de quince crisis al mes, que duran entre 4 y 72 horas.
Cuarenta años conviviendo con migrañas
Nadie entendía los dolores de cabeza y el malestar de Manolo del Ríocuando hacía la mili en Vitoria. Hace cuarenta años, la migraña era una absoluta desconocida, “nadie se la tomaba en serio”.
Siempre que aparecía el fuerte dolor, el estómago de este cántabro se revolvía y vomitaba con frecuencia; Manolo imaginó que tendría alguna irregularidad en la zona abdominal. Acudió al médico digestivo, pero su diagnóstico era otro: migrañas.
Hoy, Manolo tiene 63 años y se explica: “Con el tiempo he aprendido a conocer mi migraña y parece que ha disminuido el dolor”. Y es que han sido muchos días de absoluta oscuridad y paños de leche en la cabeza para paliar el dolor.
“Da igual el trabajo que desempeñes, el día que te da es imposible hacer nada, es insoportable por muchos calmantes que tomes”, reconoce Manolo del Río.
El empresario apunta a la monotonía y el alcohol como factores desencadenantes de algunos de estos episodios. “El día que, con 25 años, salía un poco y me acostaba más tarde, la migraña estaba asegurada a la mañana siguiente”, explica.
En la familia Del Río, Manolo no es la única víctima de migraña. Su hijo y uno de sus hermanos también la padecen, la de este último incluso más fuerte que la suya.
Para él, es importante que exista el Día Internacional de la enfermedad: “Así se va antes al médico”.
Compartir amistad y enfermedad
Elena Marco y Estefanía Fernández tienen en común la amistad que las une y la enfermedad con la que llevan lidiando años, la migraña, aunque cada una tiene su propia experiencia y singularidades.
Comenzamos con Elena, de 33 años. Esta murciana con tan solo diez años ya sabía que era ir al hospital a hacerse un electrocardiograma. “Los primeros años los dolores no eran tan fuertes, pero a partir de los 16 aumentaron”, rememora.
Su etapa más dura en la enfermedad ha sido la veintena. Tras horas en los servicios de urgencias, ingresos y diferentes tratamientos, Elena decidió cambiar su estilo de vida: empezó a practicar ejercicio regular y abandonó las pastillas.
Las crisis, define la joven, “eran incapacitantes”, pero ahora la calidad ha vuelto a su vida, “En mi casa ni se lo creen. Llevo un año sin ir a urgencias”, expone asombrada.
En el ámbito laboral, Elena ha trabajado en varias oficinas y reconoce que mucha gente “no entendía que me fuese a casa por un dolor de cabeza, pero a mí me daban náuseas y vómitos”.
El caso de Estefanía Fernández, 32 años, es algo distinto. Lleva conviviendo con la enfermedad “solo” cuatro años, pero suficientes para que incapacite su trabajo en un laboratorio cuando sufre una de sus crisis.
“Una persona con migrañas no puede hacer una vida normal: no puedes comer lo mismo, beber lo mismo pero a ciencia cierta nadie lo sabe, a cada persona le pasa algo distinto”, relata esta asturiana afincada en Madrid.
En la actualidad, el tratamiento que recibe ha rebajado la frecuencia, aunque sigue padeciendo bastantes y su duración es por lo menos un día completo, si bien “el dolor de cabeza no te deja nunca pero aprendes a vivir con él”, apunta Estefanía.
Coincide con Elena en la incomprensión que se puede producir en el puesto de trabajo porque “es difícil entenderlo si ves que faltas una o dos veces al mes, pero no me puedo ni levantar de la cama”.
Tanto Elena como Estefanía son jóvenes que saben que padecerán migrañas toda la vida. Por eso, encontrar un tratamiento adecuado es vital, así como la comprensión de la sociedad en este problema.
La Asociación Española de Pacientes con Cefalea
El altavoz de enfermos como Manolo, Elena o Estefanía es la Asociación Española de Pacientes con Cefalea.
“Aspiramos a que la sociedad entienda la enfermedad, no es un dolor de cabeza cualquiera y no permite hacer vida laboral ni familiar normal”, expresa Elena Ruiz de la Torre, presidenta de la asociación y vicepresidenta de la European Headache Alliance.
Entre sus objetivos se encuentran la representación de los pacientes ante instituciones sanitarias, la promoción de la investigación y la ayuda e información a enfermos.
Los pacientes que acuden a la asociación son muy severos, “llaman desesperados, han visitado muchos especialistas y no tienen la enfermedad bajo control”, indica Ruiz de la Torre.
Por eso, este año han organizado la campaña “Ponte un sombrero contra la migraña” que anima, por un lado, a subir a las redes sociales una foto con este complemento y, por otro, al envío de un mensaje de texto solidario.