De acuerdo con estadísticas, el cáncer de páncreas afectará a cerca de 60.000 personas en Estados Unidos. El elevado número de pacientes se debe a la dificultad de su diagnóstico y a la ineficacia de los tratamientos. Una nueva investigación propone nuevos métodos curativos.
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública De acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos, el cáncer pancreático es uno de los más mortales, ya que menos del 10% de personas afectadas logra vivir después del diagnóstico. La alta tasa de mortalidad, entre otros factores, se debe a la dificultad en la detección de la enfermedad en los estadíos tempranos del cáncer, ya que suele ser un cáncer que no presenta síntomas iniciales. Tomando en cuenta lo anterior, aunque a los pacientes se les brinda tratamiento -bien sea con extirpación quirúrgica o técnicas para el cáncer-, no siempre resultan efectivas para el cáncer pancreático. Ante este hecho, un grupo de investigadores del Centro de Cáncer Lineberger de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), han creado un método para eliminar las células cancerosas del páncreas: acercarlas a una fuente de energía hasta que sean dependientes de la misma y repentinamente, alejarlas. El mecanismo se fundamenta en la autofagia, un proceso en el que las células generan su energía a través del reciclaje de sus propios organelos. La innovadora técnica se dio a conocer en la revista 'Nature Medicine' en un reciente artículo. En la publicación, los investigadores -que trabajan con el apoyo de otros centros investigativos- divulgan la información obtenida en investigaciones tempranas. En el texto se describe que los estudios preclínicos dieron resultados positivos a un tratamiento combinado, diseñado para que las células sean más dependientes de la autofagia y por ende, más fáciles de atacar con sustancias inhibidoras del proceso. El objetivo de las sustancias es bloquear -de forma indirecta- la energía que necesitan las células cancerosas para funcionar.
La autofagia es un proceso mediante el cual las células cancerosas reciclan materiales; en lugar de simplemente deshacerse de ellos, los reutilizan como fuente de nutrientes", menciona Channing Der, profesor de la Facultad de Farmacología de Lineberger en UNC a infosalus.com. "Lo que descubrimos es que, si se paraliza quizás la vía más importante para obtener energía, la glucólisis, la célula cancerosa realmente comienza a sufrir y aumenta la autofagia. Encontramos una manera de hacer que los cánceres pancreáticos sean más dependientes de la autofagia y, en consecuencia, más sensibles a un inhibidor de autofagia", añade en sus declaraciones.Con estos primeros indicios, científicos del Centro de Cáncer Anderson de la Universidad de Texas se encuentran en la etapa de planeación del ensayo de dos fármacos que podrían facilitar este mecanismo en el cáncer de páncreas. El proyecto cuenta con el apoyo de una subvención de la Red de Acción contra el Cáncer Pancreático (PanCAN).
Las células cancerosas tienen muchas opciones de energía; sabemos de al menos cuatro o cinco --explica Der--. Y si quitas uno, la célula cancerosa se puede adaptar y dice: 'ok, no es un problema, solo aumentaré los demás'. Es por eso que creemos que las células de cáncer de páncreas no respondían particularmente a la hidroxicloroquina sola; pueden adaptarse y encontrar otras formas de obtener más energía".Según el artículo publicado, los científicos descubrieron que el bloqueo del gen KRAS (involucrado en el cáncer de páncreas), generaba un aumento en las células cancerosas de la dependencia de autofagia. Al combinar una sustancia elaborada para interrumpir o bloquear las señales del gen KRAS con el compuesto que logra bloquear de forma indirecta la autofagia, se observó mayor eficacia si se compara con tratamientos que utilizan un único fármaco. Por otro lado, los científicos descubrieron que el bloqueo de señales abajo de KRAS, interrumpe otros métodos de producción de energía celular como la glucólisis. Sin embargo, la primera autora de la investigación Kirsten Bryant, profesora asistente de investigación, afirma que aún quedan preguntas por resolver. Por ejemplo, todavía se requieren estudios clínicos que confirmen si esta posible técnica es viable en seres humanos afectados con este tipo de cáncer.
Esto puede no curar el cáncer de páncreas, pero es otro paso hacia más opciones de tratamiento --resalta Bryant--. Voy a seguir mejorando esta combinación para uso futuro y buscando otras estrategias de tratamiento que podrían beneficiar a los pacientes con cáncer de páncreas".