Un grupo de científicos de universidades mexicanas le recomendó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que saque de la lista de desórdenes y comportamientos mentales a las personas transgénero en una investigación publicada el 26 de julio en la revista científica The Lancet.
Según el documento el concepto de transgénero como un desorden mental ha contribuido a una situación legal precaria, violaciones de derechos humanos y ha puesto barreras a la atención médica apropiada de estas personas.
No son los únicos que han hecho tal recomendación; varios centros de investigación en Estados Unidos, Suiza, Francia, Sudáfrica y Brasil aportan estudios para desclasificar el transexualismo de la lista de desórdenes y comportamientos mentales, según la OMS.
En el caso de los científicos de instituciones mexicanas, el estudio se hizo con 260 adultos transgénero entre abril y agosto de 2014, encontraron que en promedio los participantes tuvieron su primera preocupación sobre identidad sexual entre los 5 y 6 años y el 74% de los encuestados se hicieron intervenciones para transformar su cuerpo (como hormonas o cirugías) en promedio a los 25 años.
Durante la adolescencia el estrés relacionado a la identidad de género fue muy común pero no universal (83% tenía esta preocupación) y la mayoría de los participantes del estudio reportó tener problemas familiares, sociales y en el trabajo debido a su identidad de género, pero fue “típicamente moderada”, según la investigación que mostró un promedio de 5 en una escala de 0 a 10.
Los investigadores aseguran entonces que la angustia y los tipos de disfunción (social, familiar y laboral) que sufrían estas personas estaban “fuertemente ligadas a experiencias de rechazo social” y no a desórdenes mentales propios.
Como parte del desarrollo de la versión 11 de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11 por sus siglas en inglés) de la OMS, esta institución nombró a un grupo de trabajo de Desórdenes Sexuales y Salud Sexual para que haga unas recomendaciones para modificar la ICD-10 en relación con la identidad de género.
Actualmente, la ICD-10 publicada en 2016, se refiere en el capítulo 5 a los desórdenes y comportamientos mentales. Allí se establece el transexualismo como un desorden de la identidad sexual, con el cual se quiere “vivir y ser aceptado como miembro del sexo opuesto, usualmente acompañado por un sentido de disconformidad o falta de adecuación al sexo anatómico de sí mismo y un deseo de tener una cirugía y tratamiento hormonal para hacer de su cuerpo tan congruente como sea posible con el sexo preferido”.
La OMS dice que las personas transexuales tienen una preocupación persistente con la forma de vestir y con las actividades del sexo opuesto y un repudio por las del mismo sexo.
Ese comportamiento es diagnosticado como una profunda alteración de la identidad de género, pero los científicos creen que las condiciones que nombra la OMS no satisfacen la definición de desórdenes mentales.
La recomendación de los expertos a la OMS es que se haga una reconceptualización y reclasificación de las condiciones relacionadas con la salud sexual de las personas transgénero para que sirva como un “instrumento de discusión en las políticas de salud pública para incrementar el acceso apropiado a los servicios de salud y reducir la victimización de las personas transgénero”.
En este mismo capítulo se clasifican desórdenes de preferencia sexual como fetichismo, exhibicionismo, voyerismo, pedofilia, sadomasoquismo, travestismo fetichista, entre otros.
La undécima Clasificación Internacional de Enfermedades será publicada en 2017.
Distrofia de género vs. trastorno de identidad de género
Según la Asociación Panamericana de la Salud (Paho), en América del Norte y Europa Occidental “existe una controversia amplia en Latinoamérica y el Caribe en relación con el diagnóstico de ‘Trastorno de Identidad de Género’, por eso otras entidades latinoamericanas han hecho estudios con el fin de eliminar la clasificación transgénero de la lista de enfermedades mentales.
En Brasil, según el documento de la Paho, los investigadores están en contra de este diagnóstico hacia las personas trans pues “podría socavar su autonomía, por lo que abogan por políticas públicas que no dependan de un diagnóstico médico o de haber pasado por una cirugía de reasignación de sexo”.
Por eso los expertos prefieren referirse a esto como ‘Distrofia de Género’.
“El término ‘Distrofia de Género’ tiene la ventaja de referirse a una forma de aflicción o sufrimiento que puede remediarse. En contraste con ‘Trastorno de Identidad de Género’, puede ofrecer una vía para la cobertura de servicios de salud sin imponer una etiqueta permanente en las personas”, dice el documento de la Paho