Un equipo internacional de investigadores ha comprobado el potencial de la gentamicina C1a y la apramicina como antibióticos de uso clínico. El estudio se ha publicado en Scientific Reports.
Un equipo internacional de investigadores ha comprobado el potencial de la gentamicina C1a y la apramicina como antibióticos de uso clínico. El estudio se ha publicado en Scientific Reports. Cada año mueren en Europa cerca de 33.000 personas por infecciones resistentes a estos fármacos.
Uno de los mayores problemas actuales que enfrenta la salud pública en el mundo es la resistencia a los antibióticos. En el entorno europeo, se estima que mueren al año cerca de 33.000 personas por infecciones resistentes a los antibióticos, como las originadas por Acinetobacter baumannii o Pseudomonas aeruginosa, declarados como objetivos prioritarios por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desarrollar nuevos antibióticos capaces de hacer frente a estos peligrosos microorganismos es un asunto crítico que la comunidad científica está afrontando. Un equipo interdisciplinar de investigadores del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), centro mixto de la Universidad de Valladolid y el CSIC, la Universidad de Tübingen (Alemania), biotecnólogos eslovenos y el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander ha comprobado el potencial de la gentamicina C1a y la apramicina como nuevos antibióticos.
Parte de un amplio estudio internacional
De la muestra de antibióticos estudiados, identificaron la gentamicina C1a y la apramicina como los dos más prometedores para llevar a la clínica. No obstante, la intención del grupo es realizar estudios futuros de nefrotoxicidad con estos antibióticos. Este trabajo forma parte de un amplio estudio internacional de antibióticos aminoglucósidos.
“Se ha establecido una gran colaboración entre laboratorios de distinta expertise. El trabajo es fruto del interés de estos grupos de aunar sus líneas de trabajo, en un esfuerzo por llevar sus estudios de un plano de investigación básica hacia una aplicación terapéutica, llegar a un punto en el que el paciente se beneficie directamente de la investigación. Por supuesto, este no es un objetivo a corto plazo, pero es muy importante que existan colaboraciones de este tipo, multidisciplinares, donde los distintos grupos trabajen en una misma dirección e interactúan favoreciendo el trabajo de sus colaboradores”, concluye la investigadora.