Las fístulas anorrectales están comúnmente asociadas a abscesos anorrectales, enfermedad de Crohn o tuberculosis.
Por: Jose Ibraim Alape
La fístula anorrectal es una condición médica que involucra la formación de un canal anómalo desde el ano o el recto hasta la piel adyacente, a veces extendiéndose hacia otros órganos. Esta afección, vinculada comúnmente a abscesos anorrectales, enfermedad de Crohn o tuberculosis, puede causar molestias significativas y afectar la calidad de vida.
Síntomas de las fístulas anorrectales
Los pacientes con fístulas anorrectales pueden experimentar dolor, y en casos de infección, la liberación de pus y sangre. La intensidad de los síntomas puede variar, y la presencia de fístulas a menudo está asociada con condiciones médicas subyacentes, como la enfermedad de Crohn.
¿Qué es una fistula anal?
La Fístula Anal es una condición médica en la cual se establece una conexión anormal entre el interior del ano y la piel perianal externa. Aunque rara, esta afección puede presentarse tanto en hombres como en mujeres, siendo de 3 a 7 veces más común en el sexo masculino.
Diagnóstico fístula anorrectal
El diagnóstico de fístula anorrectal implica una evaluación médica exhaustiva. Además, se pueden utilizar técnicas visuales como anoscopia, sigmoidoscopia o colonoscopia para identificar orificios y trazados de las fístulas. Instrumentos como el anoscopio y sigmoidoscopio son valiosos para ubicar el orificio interno de la fístula y descartar otras condiciones.
Tipos de fístulas anales
Existen varios tipos de fístulas: la fístula subcutánea o submucosa, que sigue un trayecto por debajo de la piel o mucosa del canal anal sin afectar a los esfínteres; la fístula interesfinteriana, que se desarrolla entre los dos esfínteres; la fístula transesfinteriana, que atraviesa ambos esfínteres anales; y las fístulas supraesfinterianas y extraesfinterianas, que son muy complejas ya que su trayecto pasa por encima de ambos esfínteres.
Fístulas y enfermedades relacionadas
La mayoría de las fístulas se originan en glándulas profundas de la pared del recto o ano. A menudo, surgen después del drenaje de un absceso anorrectal, pero en muchos casos, la causa subyacente puede no identificarse. La enfermedad de Crohn y la tuberculosis son factores de riesgo significativos, y las fístulas pueden manifestarse en personas con diverticulitis, cáncer, lesiones anales o rectales, y como defectos congénitos en bebés.
Fístulas rectovaginales
Las fístulas que conectan el recto y la vagina, conocidas como fístulas rectovaginales, pueden estar relacionadas con tratamientos de radioterapia, cáncer, enfermedad de Crohn o lesiones durante el parto.
Los procedimientos de evaluación pueden incluir anoscopia, sigmoidoscopia o colonoscopia, permitiendo al médico visualizar los orificios y la trayectoria de las fístulas. El uso de sondas y herramientas especializadas ayuda a determinar la profundidad y dirección del canal anormal.
Tratamiento de las fístulas anales
La cirugía ha sido la opción principal para las fístulas anorrectales, con técnicas como fistulotomía o fistulectomía. No obstante, alternativas menos invasivas, como colgajos de avance, tapones biológicos y procedimientos con pegamento de fibrina, están ganando relevancia. En casos asociados con la enfermedad de Crohn, se pueden emplear fármacos para favorecer el cierre de las fístulas, evitando procedimientos quirúrgicos cuando sea posible.
Por último, la gestión de las fístulas anorrectales requiere una aproximación individualizada, considerando la causa subyacente y los síntomas específicos de cada paciente. La colaboración estrecha entre el equipo médico y el paciente es esencial para determinar el tratamiento más adecuado, buscando el alivio de síntomas y mejorando la calidad de vida.
Fuentes consultadas aquí y aquí