La infección puede aparecer cuando se produce un desequilibrio en la microbiota intestinal y se debilita el sistema inmunológico
Por: Mariana Mestizo Hernández
La candidiasis intestinal es una infección provocada por el hongo Candida albicans, habitante habitual del intestino y es un componente importante de la microbiota intestinal en equilibrio o eubiosis con otros microorganismos que controlan su crecimiento.
Sin embargo, en ciertas ocasiones, se produce un desequilibrio en la microbiota intestinal que permite a Candida albicans proliferar descontroladamente y desencadenar una infección intestinal. Además, esta infección puede extenderse a otras partes del cuerpo, causando afecciones como la candidiasis vaginal o la candidiasis oral, que se manifiesta como una capa blanquecina en la lengua.
Cabe resaltar que la infección por Candida puede afectar a cualquier persona, pero es más común en personas con el sistema inmune deprimido, como aquellos con VIH, pacientes con diabetes, cáncer u otras enfermedades autoinmunes.
¿Qué es el hongo Candida albicans?
La Cándida albicans es una levadura que reside en el tracto intestinal, encargada de mantener el equilibrio intestinal, eliminar restos de carbohidratos mal absorbidos, absorber cierta cantidad de metales pesados para evitar que entren en la sangre y se mantenga en equilibrio el pH de la sangre. Además, existen unas 150 especies de cándidas distintas.
¿Cómo puede identificarla?
Los síntomas de la enfermedad pueden variar de persona a persona, sin embargo, entre los más comunes se destacan:
- Dolor e hinchazón abdominal
- Diarrea o estreñimiento
- Flatulencia y distensión abdominal
- Náuseas
- Vómitos
- Fatiga
- Dolores de cabeza
- Pérdida de memoria
- Dificultad para concentrarse
- Infecciones recurrentes por hongos en la piel y las uñas
- Síntomas similares a la gripe, como malestar general, dolor de garganta, congestión nasal y fiebre baja.
Causas
Algunos factores que causan la enfermedad son:
Uso de antibióticos: Los antibióticos matan tanto las bacterias malas como las bacterias buenas del intestino, pero no atacan a los hongos. Su ingesta provoca un desequilibrio de la microbiota intestinal que puede dar lugar a un sobrecrecimiento de Candida albicans y que esta crezca sin control.
Dietas altas en azúcar y carbohidratos refinados: La C. albicans se alimenta de azúcar e hidratos de carbono refinados, por lo que consumir grandes cantidades de estos alimentos puede promover el crecimiento excesivo de este hongo.
Estrés prolongado: El estrés contribuye a debilitar el sistema inmune y permitir que C. albicans crezca sin control.
Sistema inmune debilitado: Esto se produce en personas con VIH, cáncer y enfermedades autoinmunes, aumentando el riesgo de desarrollar esta infección.
Diagnóstico
La enfermedad puede ser difícil de detectar, ya que en muchos casos los síntomas pueden ser vagos o no ser específicos, los métodos utilizados para su diagnóstico son:
Análisis de heces: Si existe la sospecha de una candidiasis, su diagnóstico se puede determinar mediante la detección de C. albicans en heces, siempre y cuando supere un determinado nivel. Ya que la presencia del hongo en heces no implica infección puesto que es un hongo común del organismo.
Análisis de sangre: la detección de anticuerpos antimicelio en la sangre a través de un análisis de sangre. Esta prueba es altamente específica, lo que significa que es capaz de diferenciar si hay infección o no, ya que la infección solo se produce si el hongo está en fase micelial, y es precisamente lo que se detecta mediante esta técnica. Además, una de las principales ventajas de esta prueba es su celeridad, ya que se puede obtener el resultado rápidamente en comparación del análisis de heces.
Tratamiento
El tratamiento adecuado para combatir la candidiasis depende de su gravedad. Es decir, en casos leves a moderados, se puede tratar con cambios en la dieta y suplementos naturales, como probióticos. En casos más graves, se pueden prescribir antifúngicos, siendo el más común el fluconazol.
Prevención
La prevención de la candidiasis intestinal implica mantener un estilo de vida saludable y equilibrado. Por ello, los especialista recomiendan:
- Evitar el uso excesivo de antibióticos.
- Alimentación: Muy importante seguir una dieta equilibrada baja en azúcares y carbohidratos refinados para evitar el aumento de glucosa en sangre.
- Reducir el estrés a través de la meditación, el yoga o técnicas de relajación.
Fuente consultada aquí y aquí.