Los radiofármacos utilizan isótopos radiactivos para localizar y atacar células cancerosas de manera más específica, minimizando el daño a los tejidos sanos y reduciendo los efectos secundarios.
Por: Katherine Ardila
Los radiofármacos marcados con isótopos radiactivos han abierto un nuevo capítulo en la oncología, permitiendo tratamientos más específicos y con menos efectos secundarios en comparación con las terapias tradicionales. Estos fármacos, que actúan de manera similar a "misiles buscadores de tumores", viajan a través del torrente sanguíneo para localizar y atacar las células cancerosas, emitiendo radiación directamente en los tumores.
Cambios en la radioterapia
Desde sus inicios con los primeros tratamientos de rayos X, la radioterapia ha evolucionado significativamente. El descubrimiento de materiales radiactivos como el radio permitió aumentar la potencia de la radiación dirigida a tumores más profundos.
Posteriormente, la tecnología avanzó con la introducción de la terapia de protones, que mejoró la precisión y redujo el daño a los tejidos sanos cercanos a los tumores. Sin embargo, con los radiofármacos, se ha alcanzado un nuevo nivel de precisión molecular que ofrece la promesa de tratamientos más eficientes.
Radiofármacos dirigidos: un nuevo enfoqueLos radiofármacos actuales se utilizan principalmente en cánceres de próstata y tumores neuroendocrinos, pero su potencial se extiende mucho más allá. AstraZeneca, Novartis y otras grandes farmacéuticas han comenzado a invertir fuertemente en la tecnología, comprando empresas innovadoras para avanzar en su desarrollo.
La clave de estos tratamientos radica en la capacidad de los radiofármacos para dirigirse a proteínas específicas en las células cancerosas, lo que permite que los isótopos radiactivos lleguen directamente al tumor. Este enfoque minimiza el daño a las células sanas y reduce los efectos secundarios en los pacientes. A diferencia de los tratamientos convencionales, que afectan a todo el cuerpo, los radiofármacos actúan de manera localizada.
Isótopo radiactivo ha demostrado ser efectivo en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer
Uno de los avances más importantes fue el uso del lutecio-177, un isótopo radiactivo que ha demostrado ser efectivo en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer, especialmente el cáncer de próstata. Este isótopo emite partículas beta, que son capaces de penetrar en los tumores y causar daños en el ADN de las células cancerosas, llevándolas a la muerte celular.
Los radiofármacos más recientes, como Pluvicto y Lutathera, han mostrado resultados impresionantes en ensayos clínicos. Por ejemplo, en pacientes con cáncer de próstata avanzado, Pluvicto ha logrado duplicar el tiempo promedio de progresión de la enfermedad y extender la vida de los pacientes. Aunque inicialmente dirigidos a cánceres raros, estos fármacos ahora están siendo desarrollados para otros tipos de tumores más comunes.
Desafíos en la fabricación y distribución
A pesar del potencial prometedor de los radiofármacos, su producción y distribución presentan desafíos únicos. La naturaleza radiactiva de estos tratamientos requiere una manipulación cuidadosa y una logística precisa, ya que los isótopos utilizados tienen una vida media limitada y deben ser administrados antes de que su radiactividad disminuya.
El éxito reciente de los radiofármacos ha despertado un renovado interés en la comunidad médica y la industria biofarmacéutica. Aunque en la actualidad solo están disponibles para un número limitado de cánceres, el futuro parece prometedor a medida que más terapias se desarrollan y se expanden las indicaciones.
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