Investigadores de la Universidad de Antioquia exploran cómo un extracto natural de Eucalipto podría modular genes clave implicados en la inflamación y la formación de grasa.
Por: Laura Guio
La obesidad es considerada una epidemia mundial, de hecho, según la Federación Mundial de Obesidad, para el año 2035 más del 51% de la población vivirá con sobrepeso u obesidad.
En entrevista exclusiva con la revista Medicina y Salud Pública, el doctor Alejandro Mejía García —microbiólogo y bioanalista de la Universidad de Antioquia, magíster en genética humana y actual estudiante de doctorado en la Universidad de McGill— compartió los hallazgos de una investigación que estudia los efectos de un extracto natural de Eucalyptus tereticornis sobre células grasas humanas y de ratón.
"El extracto, que está compuesto por ácido ursólico, ácido oleanólico, una lactona del ácido ursólico y una fracción no caracterizada químicamente, logró reducir la inflamación y la producción de tejido adiposo", explicó Mejía. "Esto sugiere un posible uso terapéutico en el tratamiento de la obesidad."
Una pandemia global en aumento
La obesidad no solo implica acumulación excesiva de grasa, sino que genera disfunción del tejido adiposo, lo cual está vinculado con enfermedades como diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, hígado graso no alcohólico y ciertos tipos de cáncer.
Frente a este escenario, resulta pertinente comprender los mecanismos moleculares que regulan la acumulación de grasa y la disfunción del tejido adiposo.
Así que nuevas investigaciones buscan enfoques alternativos y más efectivos para controlar esta pandemia.
Uno de estos esfuerzos se está gestando desde la Universidad de Antioquia, donde un equipo de científicos liderado por los profesores Norman Balcázar, Sergio Acín y Geysson Fernández, y del cual hace parte el Dr. Alejandro Mejía García, han venido estudiando el efecto de un extracto natural proveniente del eucalipto sobre células grasas humanas y de ratón.
Un enfoque botánico con respaldo científico
"El paradigma actual de la medicina y el tratamiento farmacológico es utilizar una sola molécula para tratar una enfermedad", explica el Dr. Mejía en entrevista.
"Nosotros, en cambio, estamos recuperando una visión más cercana a la medicina tradicional: múltiples moléculas actuando en conjunto. Y hemos demostrado que esa mezcla puede ser más efectiva que una sola sustancia aislada".
El estudio analizó el impacto de un extracto de hoja de Eucalyptus tereticornis —una especie nativa de Australia ampliamente distribuida globalmente— en células madre de tejido adiposo humano y en líneas celulares de adipocitos de ratón.
El compuesto contiene una combinación de triterpenoides, principalmente ácido ursólico, ácido oleanólico y una lactona de ácido ursólico, además de una fracción minoritaria aún no completamente caracterizada.
¿Cómo se probó el extracto?
El diseño experimental consistió en inducir obesidad en células cultivadas cargándolas con lípidos, simulando un entorno metabólicamente alterado. Posteriormente, se aplicó el extracto natural y se observaron cambios significativos en la expresión genética a las 24 horas.
"Decidimos analizar los efectos más tempranos porque la expresión génica es un proceso muy dinámico. Y efectivamente, a las 24 horas vimos efectos muy grandes, lo cual indica un potencial terapéutico importante", explica el investigador.
La metodología se aplicó de forma paralela tanto en células murinas como en células humanas obtenidas de tejido adiposo extraído durante cirugías plásticas en Medellín, lo cual aumenta la robustez del estudio. Según Mejía, esta doble aproximación permitió confirmar que los resultados no dependen exclusivamente de la especie, sino de un mecanismo biológico compartido.
Resultados prometedores, aunque preliminares
El equipo registró una reducción de entre 25% y 30% en la carga grasa de las células tratadas con el extracto.
"Eso no quiere decir que un individuo reducirá ese mismo porcentaje de grasa corporal si consume el tratamiento —advierte Mejía—, pero nos da una idea cuantitativa del potencial del extracto para modular procesos clave como la adipogénesis y la inflamación".
En cuanto a la seguridad del compuesto, aún no se han evaluado posibles efectos secundarios sistémicos, ya que los estudios se han limitado a cultivos celulares. "No tenemos la complejidad del organismo completo, que es lo que realmente permitiría estudiar la toxicidad o efectos adversos", reconoció el investigador.
El futuro del tratamiento: Más allá de la obesidad
Además de reducir la formación de tejido adiposo, el extracto también demostró regular rutas inflamatorias clave, lo cual lo convierte en un candidato potencial para tratar otras enfermedades con un fuerte componente inflamatorio.
"El mecanismo de acción doble del extracto —reducir tejido adiposo y modular la inflamación— lo hace interesante también para condiciones como la diabetes tipo 2, la resistencia a la insulina, enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, e incluso la aterosclerosis, donde la inflamación juega un rol fundamental", afirma Mejía.
Una ruta hacia el desarrollo farmacológico
Aunque los resultados son alentadores, queda camino por recorrer antes de que el extracto pueda considerarse un fármaco.
Según Mejía, "el próximo paso sería probarlo en ratones completos con obesidad inducida, evaluar su forma de administración —oral, subcutánea o local— y pasar luego a fases clínicas que incluyan pruebas en humanos".
"El desarrollo de un fármaco es un proceso largo y regulado, pero si el beneficio es significativamente mayor que el riesgo, podríamos tener un nuevo tratamiento natural y efectivo para una de las enfermedades más urgentes del siglo XXI", concluye.
Un enfoque integrador y esperanzador
El estudio realizado por el equipo de la Universidad de Antioquia no solo representa un avance científico, sino que también plantea una reevaluación del valor terapéutico de los compuestos naturales complejos.
Al combinar el rigor de la ciencia moderna con el conocimiento ancestral sobre plantas medicinales, los investigadores abren la puerta a tratamientos más integrales, menos invasivos y potencialmente más seguros frente a una enfermedad que afecta a millones.
Como afirma el Dr. Mejía: "La historia ha demostrado que muchos tratamientos artesanales funcionan. Nuestra tarea es comprobarlo científicamente, entender cómo y por qué, y poner ese conocimiento al servicio de la salud pública".