La alergia al sol y erupción polimorfa solar es muy común y puede estar presente hasta en un 10-20% de la población.
Por: Mariana Mestizo Hernández
Existen varios tipos de alergia al sol o fotodermatosis pero hay dos que son los más frecuentes: la erupción polimorfa lumínica y urticaria solar. Adicionalmente, hay fármacos que pueden también producir alergia al sol y deben de ser revisados.
¿Por qué se produce la alergia al sol?
En realidad, no se conoce con exactitud la causa concreta de las fotodermatosis. En el caso de las dos alergias al sol más frecuentes, como son la erupción polimorfa solar y la urticaria solar, si se simplifica lo que se conoce hasta el momento.
Sin embargo, la literatura médica indica que estas reacciones pueden deberse a los cambios que el sol produce en ciertas proteínas de la piel y que tales proteínas, al modificarse, son reconocidas por el sistema inmune de nuestro cuerpo como extrañas produciendo de esta forma la reacción en la piel.
De hecho, hay estudios que toman muestras de la piel y la exponen a células propias en el laboratorio, y sólo se produce una reacción cuando las muestras de la piel han sido expuestas previamente a radiación ultravioleta.
Lo que sí parece claro es que el sol, de una manera u otra, activa dos mecanismos; uno predominante en la erupción polimorfa lumínica, que depende de los linfocitos, que requieren horas para ser activadas y producen un acúmulo de células y sustancias que explican las lesiones rojas y endurecidas que presentan los pacientes.
Por otra parte, el mecanismo predominante en la urticaria solar depende de los mastocitos, que pueden llegar a activarse en segundos, y que liberan, entre otras, una proteína llamada histamina capaz de producir por sí misma picor, enrojecimiento y habones de la piel.
Ambos mecanismos se pueden producir de forma conjunta en ambas enfermedades, aunque predomine uno sobre el otro.
Alergia al sol y erupción polimorfa: ¿Qué debe saber?
Su nombre médico es "fotodermatosis"
Es una enfermedad muy común y puede estar presente hasta en un 10-20% de la población.
La mayoría de los casos son leves y no requieren de tratamiento.
No existe una única enfermedad denominada alergia al sol, sino que el sol puede provocar muchas enfermedades en la piel.
La alergia al sol más frecuente es la erupción polimorfa lumínica
Todas ellas mejoran conociendo cuando el paciente conoce cómo funciona la enfermedad.
Urticaria solar
Se denomina urticaria a la presencia de picor, prurito o comezón junto a enrojecimiento de la piel, habones desapareciendo o cambiando de lugar las lesiones típicamente antes de 24 horas. La "alergia al sol" denominada como urticaria solar es, por tanto, la que se produce cuando el paciente se expone al sol
¿Qué síntomas da la urticaria solar?
Las típicas lesiones de urticaria suelen comenzar como sensación de picor y enrojecimiento progresan con el tiempo y la exposición hasta el desarrollo de habones. Suelen comenzar desde los 2-3 minutos de exposición a la luz solar en las zonas de piel que no están suficientemente cubiertas.
Cuando el paciente deja de exponerse al sol los síntomas típicamente desaparecen en menos de 24 horas. Si por el contrario el paciente sigue exponiéndose, los síntomas irán empeorando, existiendo raros casos de reacciones alérgicas graves cuando la exposición es intensa y prolongada.
¿Cómo se diagnóstica la urticaria solar?
Para este tipo de alergia al sol, no es necesario un test diagnóstico complejo ya que la clínica del paciente tras la exposición al sol suele ser bastante clara, bastando con una fotografía de buena calidad para el diagnóstico.
¿Cómo se trata la urticaria solar?
Los antihistamínicos y la protección contra el sol son la base del tratamiento. El tratamiento ha de ser específico para cada paciente ya que las dosis dependerán de la cantidad de síntomas.
Además, ha de encontrarse una combinación que no provoque los típicos efectos secundarios de los antihistamínicos, entre las que destaca la somnolencia. No todos los pacientes liberarán la misma cantidad de histamina y por tanto la dosis de tratamiento no es la misma para todos.
Los casos severos donde el tratamiento inicial no es efectivo, deben ser derivados a su dermatólogo, quien puede considerar la terapia con luz ultravioleta
Erupción polimorfa lumínica
Es sin duda la reacción al sol más frecuente afectando en algunos países hasta el 20 % de la población, siendo hasta cuatro veces más frecuente en mujeres y produciéndose en los países con climas cálidos.
Cuando un paciente dice tener alergia al sol, en la mayoría de los casos se trata de esta condición, y consiste en unas lesiones que pueden ser pequeños granos y vesículas que producen picor.
La erupción polimorfa lumínica produce lesiones que, como su propio nombre indica, pueden tener múltiples formas ( Poli=múltiple, morfa=forma ) y aparecen horas o días después de la exposición al sol, perdurando los síntomas durante días.
Entre las formas de esta destacan lesiones pruriginosas ( picor, prurito o comezón ) en forma de placas, picaduras de insectos, granos o granos con pequeñas vesículas. Estas lesiones, al contrario que la urticaria solar, no se resuelven en 24 horas sino en varios días.
(Vea también: Dermatoscopia: avances diagnósticos innovadores en pro de los pacientes con enfermedades de la piel)
¿Por qué no afecta a manos y cara?
En esta forma de alergia al sol, la erupción polimorfa lumínica, las áreas que son expuestas de forma repetida presentan paradójicamente un proceso denominado "endurecimiento" por el cual progresivamente se van acostumbrando y por tanto aparecen menos síntomas, siendo está la razón que al estar cara y manos continuamente expuestas, con el tiempo se dejan de desarrollar síntomas importantes en estos lugares.
Si usted sufre de esta enfermedad habrá observado que al final del verano tiene menos problemas que al principio del verano, y esto se debe al proceso de endurecimiento.
¿Cómo se trata la erupción polimorfa lumínica?
Para este tipo de alergia al sol es importante que el paciente conozca las causas de su enfermedad, pues sólo de esta forma podrá tratarse. La prevención en este caso es más importante que el propio tratamiento.
El tratamiento debe siempre incluir cremas que tengan el más elevado factor de protección solar. Además, es recomendable potenciar el endurecimiento del que hablábamos en un apartado anterior. Otras medidas con fármacos han de ser valoradas por el médico responsable para encontrar una combinación correcta.
Además, no debe olvidarse que estos pacientes tienden a tomar menos sol y esto puede afectar a sus huesos, por lo que hay que revisar este aspecto, así como aportar si procede tratamientos como la vitamina D, que además puede por sí misma proteger contra la enfermedad. También su médico también debe valorar la introducción de ciertas vitaminas que pueden también proteger del daño solar.
Fuente consultada aquí.