Un hombre joven que desarrolló mucositis difusa tras la administración de levofloxacina, cuyo diagnóstico se retrasó por la ausencia de manifestaciones cutáneas.
Por: Laura Guio
Un paciente de 22 años acudió al servicio de urgencias con un cuadro de cuatro días de evolución caracterizado por fiebre, escalofríos, enrojecimiento ocular bilateral y marcada dificultad para la ingesta oral.
Los síntomas habían comenzado diez días antes con un cuadro catarral que incluía odinofagia, rinorrea y fatiga progresiva. En días recientes había desarrollado dolor torácico, disnea, tos productiva y escalofríos persistentes.
Durante la evaluación inicial en atención primaria, el paciente había recibido prescripción de aciclovir y enjuague bucal antifúngico, pero la odinofagia severa le impidió tomarlos adecuadamente.
A su llegada al hospital, presentaba taquicardia de 118 latidos por minuto y frecuencia respiratoria de 14 respiraciones por minuto, con saturación de oxígeno conservada. La radiografía torácica evidenció neumonía multifocal, por lo que se inició tratamiento con levofloxacina y dexametasona.
Evolución clínica y hallazgos
Paradójicamente, tras pocos días de iniciar la levofloxacina, el paciente experimentó un deterioro significativo con aparición de ulceraciones orales extensas, empeoramiento de la disfagia y persistencia del dolor torácico. Al interrogatorio dirigido, refirió antecedente de lesiones genitales dolorosas sin erupciones cutáneas asociadas.
El examen físico reveló ulceraciones graves que comprometían el paladar duro y blando, así como las amígdalas. Sumado a eso, presentaba conjuntivas inyectadas y múltiples lesiones en región genital. Los estudios de laboratorio mostraron leucocitosis con desviación izquierda y elevación marcada de reactantes de fase aguda, con proteína C reactiva de 170 mg/dL y velocidad de sedimentación globular de 95 mm/hora.
A pesar del tratamiento antimicrobiano de amplio espectro y antifúngico con fluconazol intravenoso, los síntomas continuaron progresando. La endoscopia digestiva alta demostró placas blanquecinas difusas con eritema circundante en orofaringe y esófago, además de una pequeña hernia hiatal. Llamativamente, la tomografía computarizada de tórax mostró resolución de la neumonía inicial.
Desafío diagnósticoLa ausencia de lesiones cutáneas planteó un dilema diagnóstico importante. El panel infeccioso exhaustivo, que incluyó estudios para citomegalovirus, virus de Epstein-Barr, VIH, COVID-19 y panel respiratorio completo, resultó negativo. Los hemocultivos, cultivos de esputo y urinarios no mostraron crecimiento bacteriano.
Se consideraron varios diagnósticos diferenciales. El eritema multiforme mayor se descartó por la ausencia de lesiones en diana y compromiso cutáneo. La erupción fija medicamentosa parecía menos probable dada la afectación mucosa multifocal.
Las serologías y estudios microbiológicos para herpes simple y cándida fueron negativos. La enfermedad de Behçet también se contempló dentro del diagnóstico diferencial.
Intervención dermatológica y confirmación diagnósticaAnte el empeoramiento progresivo de la afectación mucosa y la sospecha de síndrome de Stevens-Johnson atípico, se solicitó valoración por dermatología. El especialista recomendó biopsia de mucosa del labio inferior para confirmar el diagnóstico y excluir otras etiologías, incluyendo enfermedades autoinmunes, erupciones farmacológicas e infecciones.
Basándose en la sospecha clínica, se inició tratamiento con corticosteroides sistémicos en dosis altas, administrando metilprednisolona 250 mg intravenosos durante tres días, además de terapia tópica con esteroides.
La respuesta al tratamiento fue favorable, observándose mejoría marcada de las lesiones orales y genitales. El paciente fue dado de alta en condiciones estables con seguimiento ambulatorio programado.
Los resultados de la biopsia, disponibles una semana después, confirmaron necrosis epidérmica de espesor completo, ulceración y desprendimiento, hallazgos consistentes con síndrome de Stevens-Johnson. Las tinciones especiales descartaron elementos fúngicos.
Evolución y seguimientoEn el control ambulatorio, el paciente había logrado recuperación completa sin ulceraciones mucosas residuales. Los marcadores inflamatorios se normalizaron, y no se reportaron secuelas a largo plazo.
El pronóstico favorable concordó con lo descrito en la literatura para casos de síndrome de Fuchs, que generalmente presentan mejor evolución comparado con el síndrome de Stevens-Johnson clásico.
Reflexión sobre el casoEste caso, de acuerdo a Aseel Abuhammad et al., representa una presentación inusual del síndrome de Fuchs, particularmente por la afectación esofágica, que es poco común en esta entidad, especialmente en ausencia de infección por Mycoplasma pneumoniae. La levofloxacina, una fluoroquinolona ampliamente utilizada, raramente se asocia con esta complicación severa.
El retraso diagnóstico ilustra el desafío que representa el síndrome de Fuchs cuando la presentación es atípica por ausencia de manifestaciones cutáneas. La mucositis difusa comprometiendo simultáneamente conjuntivas, mucosa oral, esófago y región genital debe alertar sobre esta posibilidad diagnóstica, especialmente en contexto de exposición reciente a medicamentos.
La biopsia mucosa y la consulta dermatológica resultaron fundamentales para establecer el diagnóstico correcto y orientar el tratamiento apropiado.