Este caso resalta una complicación poco común del uso del catéter y la necesidad de una periódica evaluación.
Por: Belinda Burgos
Los casos secundarios a la colocación de un catéter de Foley no habían sido descritos previamente en la literatura y en este caso se pone sobre el relieve la importancia de que los médicos reconozcan las complicaciones que pueden originarse de una adversa colocación de un catéter uretral como lo es el Foley.
Y es que un hombre de 33 años con historial de consumo de sustancias controladas presentó con síntomas de dolor testicular que le afectaba por unos cinco día y una considerable cantidad de espermatozoides en el área del recto, debido a una eyaculación por dicha área por un periodo de alrededor de dos años. Por este mismo periodo el paciente presentó fecaluria (presencia de heces en la orina).
Según los autores del caso, del Departamento de Medicina Interna de la University of Texas Medical Branch en Galveston, una tomografía computarizada y un cistouretrograma miccional (CUGM, por sus siglas en inglés) -estudio radiográfico de la vejiga y la uretra- en el área de la pelvis, revelaron evidencia de una fístula rectal-prostática y se trató con piperacilina y tazobactam, utilizado para tratar infecciones.
Un investigación por parte de los médicos que atendieron este caso reveló que el hombre dos años antes había atravesado un estado comatoso con un periodo de tres semanas debido a una intoxicación con cocaína y fenciclidina -agente anestésico- y además, el hombre recibió una colocación traumática de un catéter de Foley y la dilatación prematura del un balón en el área de la uretra. Además, presentó fecaluria durante dicha hospitalización.
No obstante, un estudio adicional de CUGM del grupo médico reveló entonces la presencia de una fístula con un ligero volumen eyaculatorio anterógrado -que se mueve o se extiende hacia adelante-, un escenario inusual en el área de la uretra.
Las fístulas rectal-prostáticas (RUF, por sus siglas en inglés) son conexiones anatómicas poco frecuentes entre la uretra prostática y el recto adversas para la vida de los pacientes, que además pueden resultar en el desarrollo de otra complicación, como se lo fue en este caso, que provocó el paso rectal de los espermatozoides.
Según literatura, su incidencia ocurre en 0.5 casos por cada 100,000 habitantes por año.
Las infecciones sintomáticas del tracto urinario se registran en el 80% de los pacientes con fístulas colovesicales (FCV) -comunicación patológica entre la vejiga y el intestino grueso-, mientras que aproximadamente el 90% de los pacientes experimentan pneumaturia y fecaluria.
El paso rectal de los espermatozoides se trata de un síntoma poco común donde se describen con conexiones rectales fistulosas con el conducto eyaculador o vesículas seminales a causa de im tratamiento quirúrgico, neoplasia maligna o enfermedad inflamatoria intestinal.
Igualmente, la presencia de heces en la orina se considera un síntoma adverso pues puede ser un indicador de que la fístula desarrollada tiene un amplio tamaño.
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