Los exámenes revelaron transaminasas muy elevadas y una carga viral alta, demostrando que la dermatosis no era un problema aislado, sino una manifestación extrahepática causada por la desregulación inmunológica inducida por el VHC.
Por: Katherine Ardila
Un hombre de 73 años acudió a consulta por una lesión única en la espalda que llevaba siete meses sin mejorar. La lesión era ovalada, medía unos 2 centímetros, tenía bordes bien definidos y se caracterizaba por enrojecimiento periférico intenso con descamación superficial.
El centro aparecía rosado, seco y escamoso. El paciente refería picor generalizado persistente. Lo más relevante de su historial era que había recibido una transfusión sanguínea 20 años atrás, aunque se desconocía el motivo.
Hallazgos clave y sospecha inicialLa exploración física confirmó las características del eccema numular, un tipo de dermatitis inflamatoria crónica.
Sin embargo, las pruebas de laboratorio revelaron que los niveles de transaminasas enzimas hepáticas estaban cuatro veces por encima del límite normal. Este hallazgo, unido a la falta de respuesta a los tratamientos dermatológicos habituales y al antecedente de transfusión, orientó la sospecha hacia una causa sistémica.
Diagnóstico: vinculando la piel con el virusAnte la sospecha fundada, se realizó una prueba específica para el virus de la hepatitis C. El resultado fue positivo, con una carga viral muy elevada (791,000 UI/ml), confirmando una infección crónica por VHC.
La secuencia de eventos sugería que el eccema numular no era un problema aislado de la piel, sino una manifestación extrahepática inicial de la infección viral que el paciente había portado durante años, probablemente desde la transfusión.
Tratamiento y evolución: una mejoría integralSe inició un tratamiento antiviral moderno con una combinación de glecaprevir/pibrentasvir durante 12 semanas. La respuesta fue rápida y notable. En el primer mes de terapia, la lesión cutánea se resolvió por completo y el picor desapareció. Simultáneamente, los niveles de transaminasas en sangre se normalizaron.
El paciente completó el tratamiento sin efectos adversos, logrando tanto la curación de la infección viral como la resolución del problema dermatológico que lo había llevado al médico.
Discusión: por qué la hepatitis C puede afectar la pielSegún los autores, este caso (Valdez Ramírez CE, Vera de León L, Torres Salazar QL) es instructivo por varias razones. Aunque se sabe que el VHC puede causar manifestaciones en la piel, siendo las más comunes el prurito (picor), el liquen plano y ciertas vasculitis, la aparición de un eccema numular como primera señal es poco frecuente. Lo habitual es que los problemas dermatológicos en pacientes con VHC se asocien a complicaciones inmunitarias como la crioglobulinemia.
En este paciente, el eccema pareció ser el resultado directo de la activación prolongada del sistema inmunitario causada por la infección viral crónica. El virus, al persistir durante años, induce una desregulación inmunológica sostenida que puede expresarse en otros órganos, en este caso, la piel.
Esto explica por qué el tratamiento dirigido a eliminar el virus (los antivirales de acción directa) resolvió también la dermatosis, al cortar el estímulo inmunitario subyacente.
La correlación entre la respuesta dermatológica y virológica en este caso refuerza el concepto de que el tratamiento dirigido a la causa primaria puede resolver manifestaciones secundarias aparentemente no relacionadas, destacando la interconexión entre los diferentes sistemas orgánicos en la práctica médica.