Nueva directriz incorpora la vacunación como herramienta para prevenir eventos cardiovasculares

Diversos estudios observacionales y ensayos clínicos muestran que ciertas vacunas pueden reducir el riesgo de infarto y muerte cardiovascular.

Por: Mariana Mestizo Hernández


La relación entre enfermedades infecciosas como la gripe, el neumococo y la COVID-19, y el riesgo cardiovascular ha ganado terreno en la evidencia científica. En respuesta, la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) emitió recientemente una declaración de consenso que promueve la vacunación sistemática como una estrategia fundamental para el control del riesgo cardiovascular.

En el documento, se plantea que las vacunas no solo previenen complicaciones infecciosas directas, sino que también tienen efectos significativos en la salud cardiovascular. Por ello, deberían considerarse el "cuarto pilar" de la prevención médica, junto con el tratamiento de la hipertensión, la dislipidemia y la diabetes.

Aunque no se trata de una propuesta completamente nueva (ya en 2021 se recomendaron vacunas para prevenir hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca), la declaración más reciente revisa de forma más profunda el impacto de las infecciones en la morbilidad y mortalidad cardiovascular. Esta nueva perspectiva está respaldada por un volumen creciente de datos científicos.

La vacunación como nueva herramienta para proteger el corazón

Según señala el portal Medscape, en el escrito, liderado por el cardiólogo Thomas F. Lüscher, presidente de la ESC y consultor en Londres, busca otorgar mayor visibilidad a la evidencia acumulada, con un respaldo más sólido que el que ofrecen las directrices clínicas tradicionales.

Según Lüscher, la declaración llega en un momento oportuno, dado el auge de investigaciones sobre vacunas como las de SARS-CoV-2 y el virus respiratorio sincitial (VRS). Por el momento, se cuenta con suficiente sustento para recomendar las vacunas contra la influenza, el neumococo y el SARS-CoV-2 como herramientas de prevención cardiovascular.

Los autores también detallan los mecanismos por los que las infecciones pueden aumentar el riesgo cardíaco, como la sobrecarga de oxígeno en el miocardio y la activación de vías inflamatorias. A medida que se genere nueva evidencia, otras vacunas podrían incorporarse a las estrategias de prevención. Uno de los estudios en curso, el ensayo DAN-RSV en Dinamarca, busca aportar datos clave sobre el papel del VRS en este contexto.

Efectos adversos poco frecuentes y beneficios cardiovasculares significativos

Las vacunas destinadas a la salud pública deben demostrar una relación beneficio-riesgo favorable para obtener aprobación regulatoria. En personas con comorbilidades, como la enfermedad coronaria, ese beneficio puede ser aún mayor, al reducirse también el riesgo cardiovascular.

Según la declaración de consenso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), las complicaciones graves por vacunas aprobadas se presentan en menos de 10 casos por cada 100.000 personas y, en la mayoría de los casos, se controlan con tratamiento oportuno. Los efectos adversos más frecuentes, como dolor en el sitio de aplicación o síntomas similares a los de la gripe, suelen ser leves y transitorios, y se ven compensados por la protección que ofrecen frente a eventos cardiovasculares.

En el caso de la vacuna contra el SARS-CoV-2, la miocarditis ha sido reportada como una reacción poco común, principalmente en hombres jóvenes. Esta complicación tiende a resolverse espontáneamente y rara vez es grave. Además, el riesgo estimado de desarrollar miocarditis por COVID-19 no tratada es seis veces mayor que el asociado a la vacunación.

La evidencia más sólida de beneficio cardiovascular se ha obtenido con las vacunas contra la influenza y el neumococo. En el ensayo clínico IAMI, que incluyó a pacientes tras un infarto agudo de miocardio, se observó una reducción del 41% en el riesgo de muerte cardiovascular durante un seguimiento de 12 meses. Por su parte, un metanálisis sobre la vacuna polisacárida neumocócica mostró una reducción del 10% en el riesgo de eventos cardiovasculares, incluido el infarto, en personas de 65 años o más.

Instituciones respaldan la vacunación para reducir eventos cardiovasculares

Aunque los estudios observacionales sugieren un beneficio cardiovascular asociado a la vacuna contra el SARS-CoV-2, la base más sólida para su recomendación sigue siendo su eficacia frente a la COVID-19 grave y la forma prolongada de la enfermedad, según señala la declaración de consenso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).

A diferencia de este posicionamiento, ninguna guía de la Asociación Americana del Corazón (AHA) ni del Colegio Americano de Cardiología (ACC) había abordado de forma tan directa la relación entre vacunación y riesgo cardiovascular. No obstante, las pautas AHA/ACC de 2025 sobre síndromes coronarios agudos otorgaron una recomendación de nivel 1A a la vacunación anual contra la influenza con el objetivo específico de reducir eventos cardiovasculares mayores.

En cuanto a otras enfermedades infecciosas, estas aún no figuran en dichas guías. Sin embargo, desde la AHA se ha señalado que "las infecciones pueden desencadenar o empeorar eventos CV en personas con enfermedad cardíaca existente", lo que respalda la premisa de que, al menos en el caso de la influenza, las vacunas pueden considerarse una herramienta para la reducción del riesgo cardíaco.

Revisión sistémica

Según Thomas F. Lüscher, autor principal de la declaración, el documento no representa un nuevo conjunto de guías, sino una revisión sistemática de la evidencia disponible, con el propósito de orientar a los profesionales de la salud en el manejo integral del riesgo cardiovascular. Si bien el impulso de esta revisión se apoya en la acumulación reciente de estudios, también responde a una preocupación adicional.

"Otro aspecto son las teorías conspirativas sobre la vacunación", afirmó Lüscher. "Aquí, proporcionamos evidencia sólida de que la vacunación va más allá de la simple prevención o la reducción de la gravedad de la infección, sino que, de hecho, tiene beneficios a largo plazo".





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