Los problemas de coagulación sanguínea pueden presentarse en cualquier persona. Si el coagulo se desarrolla en venas profundas se podría desencadenar problemas.
César Fuquen Leal Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública Según un artículo escrito por Angélica Claudio Merced y publicado en la versión impresa de la Revista de Medicina y Salud Pública, los problemas de coagulación sanguínea pueden presentarse en cualquier persona. Hay que tener en cuenta que en los pacientes que padecen cáncer, si el coagulo se desarrolla en venas profundas se podría desencadenar complicaciones si no se trata a tiempo de la forma adecuada. Los nuevos anticoagulantes orales son la opción de tratamiento que más ayudan a evitar que estas anomalías sean causa de mortalidad en los pacientes con cáncer. La trombosis de vena profunda es un coágulo que se forma en las venas profundas de las articulaciones. El principal factor de riesgo es el cáncer, representa un peligro para pacientes oncológicos porque los tumores pueden crear sustancias que activan la coagulación directamente o mediante el inicio de una respuesta inflamatoria. La hematóloga-oncóloga Omayra Reyes, afirmó en entrevista con MSP que, “se sabe que los pacientes con cáncer tienen factores de riesgo para desarrollar trombosis porque tienen un estado hipercoagulable activo. Muchas veces están encamados y esto aumenta el riesgo. O son pacientes que se les coloca algún (catéter) intravenoso. Mientras más cantidad de cáncer o enfermedad metastásica a otra parte del cuerpo, mayor es el riesgo”. Pero no solo estos factores intervienen de manera negativa en los pacientes con cáncer; la edad, inmovilización prolongada, parálisis, cirugía mayor, quimioterapia, traumatismo y obesidad son algunos de los agentes que también causan problemas en estos individuos. Según esta galena, los eventos trombóticos son la segunda causa de muerte después del cáncer en el mundo. Ante dicha premisa es extremadamente necesario que ante la más mínima sospecha de una trombosis de vena profunda se realice de inmediato un tratamiento para contrarrestar los efectos de este trastorno. Los principales síntomas de esta condición son: edema o hinchazón súbita de alguna de las extremidades, dolor en el área de la pantorrilla, que la extremidad se torne caliente y roja, presencia de obstrucción, así como síntomas que podrían indicar una embolia pulmonar (bloqueo súbito de una arteria pulmonar) como dolor de pecho, falta de aire o taquicardia. Para realizar el diagnostico de esta condición se llevan a cabo exámenes preliminares para detallar más el resultado. Las pruebas más comunes son: ecografía dúplex (que evalúa la circulación de la sangre en varias partes del cuerpo), la flebografía con medio contraste (radiografía especial en la cual se inyecta un material de contraste en la vena grande del pie o tobillo) y otros exámenes como la gammagrafía de ventilación y perfusión, donde se podría observar la cantidad de oxígeno y flujo en la sangre en los pulmones. En el artículo previamente mencionado, la galena Reyes precisa que la trombosis de vena profunda “se puede disminuir la mortalidad si se estabiliza el trombo durante el tratamiento, ese es el objetivo. Pero si se convierte en embolia pudiera ser letal para el paciente”. Aquí es que entran en función los medicamentos anticoagulantes, cuyo propósito es disminuir la capacidad de coagulación de la sangre para impedir su crecimiento y reducir el riesgo de que se formen nuevos coágulos. Las opciones más comunes para tratar esta anomalía son la heparina de bajo peso molecular, disminución de factores dependientes de la vitamina K y los inhibidores de factor 10 activado y trombina. “Diversos estudios recomiendan que los pacientes con trombosis y cáncer deben ser tratados con heparina de bajo peso molecular en vez de warfarina porque disminuyen el riesgo de recurrencia de trombosis”, aseguró la doctora Reyes. Este tratamiento tiene los mismos efectos secundarios que los que se utilizan para otras enfermedades; el paciente podría enfrentarse a sangrado excesivo y baja de plaquetas (en individuos con cáncer). Las principales recomendaciones para evitar estas anomalías son llevar una vida activa, esto reducirá la formación de coágulos sanguíneos y evitará desarrollar la trombosis de vena profunda. También, si el paciente está sentado durante un prologando lapso de tiempo, debe ejercitar los músculos de la parte baja de las piernas. En cuanto a los pacientes con cáncer, la doctora reyes recalcó que “los médicos estamos abogando para que los pacientes de cáncer tengan una actividad física parecida a antes de comenzar el tratamiento que esté lo menos encamado posible. Si el paciente va a algún procedimiento le orientamos de signos o síntomas que pudieran presentarse. A mayor actividad física menor será el riesgo”.