Su rol de madre es su rol principal, aunque sus hijos desde muy pequeños reconocen en su mamá una heroína al servicio de sus pacientes.
Por: Yolimarian Torres
La valentía y la entereza son palabras muy familiares para la doctora María Ramos, una mujer que se abrió paso en el mundo de la cardiología y hoy preside la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, aunque reconoce que su paso por la medicina es un soplo de pasión por curar y salvar vidas.
Ramos destacó en entrevista exclusiva con Medicina y Salud Pública que sus estudios y logros son producto de la excelencia y de su formación profesional en el sistema público del país.
“Mis estudios primarios y superiores los realicé en Arecibo. Soy hija de maestros y mi bachillerato lo hice en estudios en terapia del habla y estando en los hospitales me enamoré de la medicina, así que completé pre-médica en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras y posteriormente entré a la escuela de Medicina en la Universidad Central del Caribe”, relató.
Su pasión en la cardiología surgió en el tercer año luego de una rotación en el Hospital de Veteranos en la unidad de coronaria, junto a su mentor el Dr. Esteban Linares. “Considero que la cardiología es una especialidad que tiene muchos retos, pero también los tratamientos disponibles hacen que tú quieras ayudar a los pacientes”, explicó.
Con los ojos llenos de brillo relató lo que para ella es un punto clave en su profesión, ya que gracias a su cercanía con el paciente logra conocer a detalle su vida y con ello la mejor manera de tratarlo y darle más tiempo con sus seres queridos.
Reto en la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología
Ramos asegura sentirse orgullosa de ser la primera mujer en presidir y representar a sus colegas dentro y fuera del país, ya que esto representó un compromiso intachable de su parte al demostrar sus capacidades no solo al gremio médico, sino a todas las mujeres que laboran y se forman en las distintas disciplinas.
“Fue un reto, tomo tiempo, pero también hay que ser valiente y si tenemos que aprender en el camino a llevar este liderazgo debemos tomarlo. Sabemos que muchas veces no lo hacemos, quizás por temor y no, hay que ser valientes. No debemos de cohibirnos”, comentó.
Destacó que la inclusión es mayor porque no solo la sociedad que ella preside tiene a una mujer cargo, sino otros espacios también tienen a brillantes especialistas que abren el camino para las niñas y jóvenes que se están preparando para ser profesionales en Puerto Rico.
Espiritualidad y tratamiento
La doctora comentó que su pasión la acompaña con la espiritualidad y el beneficio de combinarlas para el paciente, ya que muchos le han manifestado que se sienten mejor cuando logran este balance.
Por último, confesó sentirse agradecida con los detalles que sus pacientes le entregan cuando van al consultorio junto a palabras de agradecimiento. “Ellos te confían cosas, te ven como una hermana o una hija. La confianza es impactante”.
La familia como pilar fundamental
La doctora Ramos es madre de tres hijos, dos son adultos universitarios y Juan Pablo, su hijo de 16 años, a quienes agradeció comprenderla por su labor y acompañarla en sus mejores momentos como profesional.
Recordó que a pesar de sus horarios y retos profesionales, el tiempo para sus hijos es sagrado. “No faltaba a sus actividades porque es importante que ellos se sientan acompañados, además si tu vida personal no va bien, tampoco tu vida profesional. Vivir con ellos y verlos crecer es algo muy lindo”.