Optar por productos naturales y mínimamente procesados es una forma directa de cuidar la salud.
Muchos de los productos que consumimos a diario en Puerto Rico contienen aditivos artificiales: colorantes, saborizantes y conservantes diseñados para mejorar la apariencia y duración del alimento, pero sin valor nutricional. En exceso, estos aditivos pueden afectar nuestra salud. La Academia Americana de Pediatría ha advertido sobre sus posibles efectos en el desarrollo neurológico infantil.
Los colorantes artificiales, en particular, han sido vinculados a problemas de conducta, hiperactividad y trastornos de atención en niños. En Estados Unidos, varios estados han comenzado a legislar para restringir su uso, sobre todo en productos dirigidos al público infantil. En respuesta, muchas marcas están eliminando ingredientes como el glutamato monosódico (MSG), los organismos genéticamente modificados (GMO) y los colorantes artificiales, apostando por etiquetas limpias: "no MSG", "no GMO", "sin colorantes".
En Puerto Rico, donde las enfermedades crónicas están en aumento, urge repensar nuestra alimentación. Optar por productos naturales y mínimamente procesados es una forma directa de cuidar la salud. Diversos estudios científicos han demostrado que ingredientes como la cúrcuma y la moringa, integrados de forma natural en nuestra dieta, pueden contribuir a reducir la inflamación, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la digestión. Nuestra cocina tradicional —rica en viandas, legumbres, frutas y sofrito casero— ofrece una alternativa deliciosa y saludable.
Comer mejor es una decisión diaria. Escoger alimentos con ingredientes simples, libres de aditivos dañinos, es una forma de protegernos y apoyar marcas comprometidas con el bienestar. Apostar por lo natural, lo local y lo limpio es cuidar de los nuestros.