Con la llegada de la pandemia por covid-19 se ha retrasado el acceso a la endoscopia, y con ello el diagnóstico de esófago de Barret y de cáncer.
El riesgo es aún mayor para los pacientes con enfermedad grave.
Investigadores australianos han comprobado que dichas células son capaces de regular factores importantes que impulsan la inflamación durante un pequeño periodo de tiempo.