La alimentación mediterránea fomenta la nutrición a partir de legumbres, verduras, frutas, carnes blancas como pescados, pasta, arroz, frutos secos, vino (es alto en antioxidantes) aceite de oliva (contiene omega 3 y 6) o canola, consumo de lácteos bajos en grasas y azúcares por su alto valor biológico y sobre todo el consumo de agua.
Los resultados de una investigación abren oportunidades para el desarrollo nuevos tratamientos para combatir las enfermedades metabólicas, como la diabetes o la obesidad