A una profundidad de 3.800 metros donde se encuentran los retos del Titanic, el ser humano moriría al instante.
Por: Luisa Ochoa
La presión hidrostática es la presión que se somete un cuerpo sumergido en un fluido, debido a la columna de líquido que tiene sobre él. Esto genera como consecuencia que cualquier cuerpo sumergido esté sometido a fuerzas que actúan de forma perpendicular al cuerpo y aumenten con la profundidad.
Encontraron restos del sumergible Titán en las profundidades del océano
Recientemente, las autoridades marítimas de Estados Unidos confirmaron que el submarino Titán, el cual había realizado una expedición a los restos del Titanic con 5 personas a bordo, habría implosionado catastróficamente y de forma repentina debido a la presión de las profundidades del agua.
De hecho, el empresario de viajes, JP Morgan, explicó que al colapsar el sumergible, las bolsas de gas que se comprimen rápidamente en su interior se calientan con rapidez, alcanzando temperaturas que pueden superar varios miles de grados centígrados durante un breve instante. "Todavía no habrían pasado ni 50 milisegundos".
Al respecto, afirmó que "como la reacción humana al dolor depende de la transmisión de señales de nuestro sistema nervioso periférico al cerebro, este proceso no es instantáneo. Por tanto, es probable que los ocupantes del sumergible no tuvieran tiempo de comprender que había ocurrido algo, y mucho menos de sentir dolor".
Sin embargo, ¿qué le sucede al cuerpo humano ante la presión del agua?. Expertos afirman que si una persona decidiera bajar a las profundidades del océano, lo primero que notaría sería la diferencia de presión de los oídos, esto a partir de 5 metros.
Para seguir bajando, se requiere estar provisto de un equipo de buceo. El buceo recreativo más básico se practica hasta a 18 metros de profundidad, pero puede llegar hasta 40 metros con el nivel adecuado. Este buceo requiere de entrenamiento, ya que los gases que se respiran también se comportan diferente a una mayor presión.
Lo que experimenta el cuerpo humano al descender a la profundidad del océano
A partir de los 30 metros de profundidad, comienza un proceso denominado narcosis de nitrógeno, indica National Geographic. Al respirar aire comprimido, la cantidad total de aire que acumulan los tejidos aumenta. Esto provoca cambios en el delicado equilibrio que tiene el cuerpo humano en el interior e interfiere con los procesos metabólicos normales, especialmente en el órgano más complejo: el cerebro.
Si se continúa descendiendo, puede experimentarse euforia, dolor de cabeza, desorientación, incluso pérdida de conciencia. "La pérdida de conciencia suele producirse a partir de los 90 metros, por lo que todavía quedarían 3.730 metros hasta el Titanic", explica National Geographic.
A los 60 metros, el aire se vuelve "tóxico", dice la revista. El que se respira de la botella es 7 veces más denso que el de la superficie, aunque los buzos pueden seguir descendiendo porque utilizan mezclas de gases especiales y meticulosamente estudiadas.
A profundidades mayores de entre 120 y 180 metros se puede producir un síndrome neurológico por alta presión, que causa problemas neurológicos similares a las intoxicaciones anteriores, y la consecuencia más grave sería la muerte.
Según BBC Future, en el lecho marino donde yace el naufragio del Titanic, a 3.800 metros de profundidad, se experimenta una presión atmosférica de casi 40 megapascales, que sería 390 veces mayor a la existente en la superficie terrestre.
A esa profundidad, un humano moriría al instante, ya que sería incapaz de soportar la inmensa masa del agua sobre sus hombros. Esta es la razón por la que resulta un desafío diseñar vehículos submarinos que sean lo suficientemente ligeros para flotar sobre el mar, pero también lo suficientemente resistentes para no implosionar por la presión.
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