La teoría se ha compartido y desmentido en español, inglés y francés, pero también en chino, árabe, ruso, indonesio, noruego o albanés, entre otros muchos idiomas.
Por: Yolimarian Torres
El grafeno es un material de átomos de carbono, obtenido del grafito, con unas condiciones extraordinarias de dureza y flexibilidad, además de ser conductor del calor y la electricidad.
Estas cualidades proporcionan grandes posibilidades de uso en aplicaciones tecnológicas, desde las telecomunicaciones 5G hasta las pantallas y carcasas móviles flexibles, y médicas.
Pero su producción industrial es compleja y extremadamente cara, lo que ha ralentizado la generalización de su uso.
Aparte de lo costoso que sería llevar a cabo un plan para inyectar nanopartículas de grafeno a la población mundial, tampoco tendría ningún sentido práctico, según expertos y otros numerosos verificadores internacionales que han desmentido estas especulaciones infundadas.
Básicamente, una persona no puede adquirir propiedades magnéticas ni atraer objetos metálicos con la pequeña cantidad de grafeno que podría introducirse por medio de una vacuna. Serían porciones ínfimas sin ningún efecto.
Por otra parte, este material no forma parte de los ingredientes de las vacunas de la covid, como queda claro por las fichas técnicas de los fármacos o ha garantizado la Comisión Europea.
Antecedentes y primeros desmentidos
El grafeno, como ha ocurrido con el 5G y otras tecnologías pioneras, ya había sido demonizado antes de que se afirmara que convertía a los vacunados en imanes andantes.
En España, por ejemplo, el canal de Telegram de La Quinta Columna, especializado en la difusión de contenidos falsos y teorías de la conspiración, había publicado mensajes alertando de la presencia de grafeno en las mascarillas o contra investigaciones que estudian extender el uso de este material.
Fuente consultada aquí.