El impacto del dolor en la calidad de vida global y en las dimensiones física y psicológica de quienes lo padecen es muy importante.
Por: Redacción MSP
El impacto del dolor en la calidad de vida global y en las dimensiones física y psicológica de quienes lo padecen es muy importante. Hasta finales de 2017 el dolor se consideraba solamente como un síntoma de una enfermedad o lesión, pero no como una enfermedad en sí.
Esto cambió en octubre de 2017 cuando la Organización Mundial de la Salud calificó el dolor crónico, un problema de salud público a nivel mundial, como una enfermedad y su tratamiento, un derecho humano, una declaración que dejó patente la necesidad de revisar la formación y práctica clínica hasta el momento en este campo ya que, a día de hoy, “es la causa más frecuente de sufrimiento y discapacidad”, según señaló a Univadis España la Dra. Juana Sánchez Jiménez, responsable del Grupo de Trabajo del Dolor de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Desde entonces, cada vez más médicos y especialistas han demostrado un creciente interés y preocupación por el correcto manejo del dolor, aunque aún queda mucho camino por recorrer.
El impacto del dolor
Pese al consenso internacional de que los pacientes con dolor crónico deben ser tratados, se estima que el 80 % de la población mundial con dolor moderado o intenso tiene un acceso insuficiente o nulo al tratamiento del dolor.
En Europa existen altas cifras de prevalencia y de impacto económico y social. Se calcula una prevalencia de dolor crónico del 19 %, con importantes repercusiones laborales y personales, escaso acceso a recursos especializados de tratamiento, un 50 % con tratamiento insuficiente y con un tercio de pacientes sin tratamiento. En nuestro país, según los datos de la última Encuesta Nacional de Salud publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2017, cerca de 17,5 millones de personas conviven en España con dolor, lo que se traduce en cuatro de cada diez españoles. El 17 % asegura que el dolor que experimenta es muy leve, frente al 31 % que lo cataloga como leve, el 32 % que lo define como moderado, el 16 % que asegura que es severo y el 4 % que lo define como extremo. Estos datos impactan con mayor fuerza en las mujeres, ya que lo padecen con mayor frecuencia que los hombres (61 % frente al 39 %) y con carácter más intenso.
Además, todo indica que estos datos se irán incrementando con el paso de los años debido sobre todo al aumento de la esperanza de vida y los hábitos poco saludables como por ejemplo los esfuerzos mal hechos o las posturas incorrectas.
Nuevas formas de tratar dolor
Una de las mayores limitaciones a día de hoy en el tratamiento del dolor es que, en ocasiones, se destina tiempo a buscar una causa que quizás no exista, “ya que el dolor puede ser la enfermedad en sí” tal y cómo declaró a Univadis España el Dr. David de la Rosa, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid. “Si cambiamos nuestro enfoque y asumimos que el dolor puede ser la enfermedad podremos encontrar antes un tratamiento a la medida del paciente”, continuó el Dr. De la Rosa.
Por ello, una vez descartado que sea un síntoma, hay que buscar cómo mejorar la vida del paciente. El enfoque tradicional es el tratamiento con analgésicos, medicamentos que reducen o alivian el dolor. Este tipo de medicamentos son muy efectivos, especialmente los opioides, pero no es realista plantear el tratamiento del dolor crónico con este tipo de fármacos por el riesgo de que el paciente desarrolle una adicción o sufra una sobredosis.
Por lo tanto, el manejo de esta patología requiere un abordaje multimodal que también incluya terapias no farmacológicas.
Según el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral (NCCIH, de sus siglas en inglés) perteneciente a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, de sus siglas en inglés) las terapias con base científica para manejar el dolor sin medicamentos son:
- La acupuntura, cuya aplicación podría ayudar a controlar ciertas afecciones que causan dolor;
- Técnicas de biorretroalimentación que usan dispositivos electrónicos para medir las funciones del cuerpo, como la respiración y la frecuencia cardíaca. La biorretroalimentación puede ayudar a controlar el dolor, incluyendo dolores de cabeza crónicos y de espalda;
- La estimulación eléctrica suave de nervios y/o músculos. Esto puede ayudar a tratar el dolor al interrumpir o bloquear las señales de dolor;
- Terapia de masaje en la cual los tejidos blandos del cuerpo se aprietan, frotan, golpean suavemente y se acarician. Entre otros beneficios, puede ayudar a las personas a relajarse y aliviar el estrés y el dolor;
- Fisioterapia: Usa técnicas como calor, frío, ejercicio, masajes y manipulación. Puede ayudar a controlar el dolor, así como a acondicionar los músculos y restaurar la fuerza;
- Terapia de relajación: Puede ayudar a reducir la tensión y el estrés muscular, bajar la presión arterial y controlar el dolor. Puede consistir en tensar y relajar los músculos del cuerpo. Puede utilizar imágenes guiadas (enfocando la mente en imágenes positivas) y meditación;
- Cirugía: Puede ser necesaria para tratar el dolor intenso, especialmente cuando es causado por problemas de espalda o lesiones musculoesqueléticas graves. Siempre hay riesgos al someterse a una cirugía, y no siempre funciona para tratar el dolor.