El dolor puede producirse al agarrar, sostener un objeto, o usar el pulgar para ejercer presión.
Por: Luisa Ochoa
A medida que se envejece se puede producir la artritis del pulgar, la cual ocurre cuando el cartílago se deteriora en los extremos de los huesos que forman la articulación en la base del pulgar, conocida como articulación carpometacarpiana.
La artritis del pulgar puede causar dolor intenso, inflamación y disminución de la fuerza y del rango de movimiento, lo que dificulta la realización de tareas cotidianas como girar perillas o abrir frascos.
Síntomas de la artritis del pulgar
El dolor es el primer síntoma, y el más frecuente. Puede producirse en la base del pulgar cuando se sostiene, agarra o pellizca un objeto, o cuando se usa el pulgar para aplicar presión.
Entre los principales síntomas se encuentra la inflamación, rigidez y sensibilidad en la base del pulgar; disminución de la fuerza al pellizcar o sostener objetos; disminución de la amplitud del movimiento; o un aspecto alargado o huesudo de la articulación de la base del pulgar.
¿Qué origina la artritis del pulgar?
La artritis del pulgar suele aparecer con el envejecimiento. Sin embargo, las lesiones o traumatismos anteriores de la articulación del pulgar también pueden provocar artritis del pulgar.
En una articulación del pulgar normal, el cartílago recubre los extremos de los huesos, como una almohadilla y permite que los huesos se deslicen suavemente entre sí. En el caso de la artritis del pulgar, este cartílago que recubre los extremos de los huesos se deteriora y la superficie suave se vuelve áspera.
El daño de la articulación puede tener como consecuencia el crecimiento de un nuevo hueso a los costados del hueso existente (espolón óseo), que puede producir bultos perceptibles en la articulación del pulgar.
Factores de riesgo
Algunos de los factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir artritis del pulgar son ser de sexo femenino, tener más de 40 años, sufrir de obesidad, y tener ciertas enfermedades hereditarias, como laxitud de los ligamentos de las articulaciones y malformación de las articulaciones.
Según Mayo Clinic, el hecho de padecer enfermedades que cambian la estructura normal y el funcionamiento del cartílago, como por ejemplo, la artritis reumatoide, también aumenta el riesgo de sufrir artritis del pulgar.
Si bien la causa más frecuente de la artritis de pulgar es la artrosis, la artritis reumatoide también puede afectar la articulación carpometacarpiana, en general, en un grado menor que las otras articulaciones de la mano.
Asimismo, realizar actividades y trabajos que generen mucha tensión en la articulación del pulgar puede predisponer a afectar esta articulación.
Así se diagnostica la artritis del pulgar
El diagnóstico se realiza a través de una exploración física del pulgar para comprobar síntomas, hinchazón, o presencia de bultos notables en las articulaciones.
El médico puede sostener la articulación a la vez que mueve el pulgar, aplicando presión, hacia el hueso de la muñeca. Si este movimiento produce chasquidos o causa dolor o una sensación arenosa, lo más probable es que el cartílago esté desgastado y los huesos se estén rozando.
También se pueden implementar técnicas de imágenes, usualmente radiografías, que revelan:
Espolones óseos
Desgaste del cartílago
Pérdida de espacio de la articulación
Tratamientos para la artritis del pulgar
En las primeras etapas de la artritis del pulgar, el tratamiento suele incluir una combinación de terapias no quirúrgicas, pero si la artritis del pulgar es grave, puede ser necesaria una cirugía.
Para aliviar el dolor, el médico podría recomendar medicamentos tópicos, analgésicos de venta libre o recetados, e inclusive una férula para limitar el movimiento del pulgar y de la muñeca.
Inyecciones
Si los analgésicos y una férula no resultan eficaces, el médico podría recomendar la inyección de un corticoesteroide de acción prolongada en la articulación del pulgar. Las inyecciones de corticoesteroides pueden aliviar temporalmente el dolor y la inflamación.
Cirugía
Si no responde a otros tratamientos o si apenas puede doblar y girar el pulgar, el médico podría recomendar una cirugía. Entre algunas opciones se incluyen las siguientes:
Fusión articular (artrodesis). Los huesos en la articulación afectada están fusionados permanentemente.
Osteotomía. Los huesos en la articulación afectada se vuelven a colocar para ayudar a corregir las deformidades.
Trapeciectomía. Se extrae la totalidad o parte de la articulación afectada y se reemplaza por un injerto de uno de tus tendones.
Fuente consultada aquí.