Efectos psicológicos de nuevos fármacos para la obesidad: Ansiedad y trastornos de ánimo

Aunque los nuevos fármacos para tratar la obesidad han demostrado ser eficaces en la reducción de peso, su impacto psicológico sigue siendo incierto.

Por: Laura Guio


En los últimos años, los nuevos tratamientos farmacológicos para la obesidad han ganado popularidad gracias a su efectividad en la pérdida de peso

Sin embargo, según Tatiana Lacruz, psicóloga sanitaria y directora del Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad de la Universidad Europea de Madrid, los estudios científicos actuales no logran ofrecer conclusiones definitivas sobre los efectos psicológicos de estos fármacos

"No hay resultados concluyentes y los estudios actuales son bastante dispersos. Algunos dicen que los fármacos ayudan a mejorar los síntomas depresivos, otros no muestran cambios, y algunos incluso sugieren que empeoran la situación", explica Lacruz.

Un enfoque multidisciplinar y personalizado es clave

Lacruz considera esencial que los profesionales que prescriben estos fármacos realicen una evaluación completa antes de su uso, particularmente para detectar trastornos de la conducta alimentaria (TCA). 

La psicóloga apunta que el uso de estos tratamientos podría ser contraproducentes en pacientes con trastornos alimentarios, ya que, aunque los fármacos pueden reducir los episodios de atracones, su retirada podría provocarlos con mayor intensidad.

"Es necesario que los fármacos sean parte de un tratamiento multidisciplinar, que contemple no solo la pérdida de peso, sino también el bienestar psicológico y social del paciente", remarca Lacruz. 

Esta visión integral, que incluye hábitos saludables y actividad física, es clave para obtener resultados sostenibles y efectivos.

Posibles efectos psicológicos adversos: ansiedad y trastornos del ánimo

Según Lacruz, uno de los principales problemas asociados al uso de estos medicamentos es la posible alteración del bienestar emocional de los pacientes.

 Aunque los fármacos puedan mejorar la imagen corporal al reducir el peso, también pueden generar una dependencia psicológica de la pérdida de peso o de la delgadez como única fuente de satisfacción y autoestima.

"Es fundamental recordar que la obesidad no solo es una condición física, sino también una problemática que involucra aspectos emocionales y psicológicos complejos" explica Lacruz.

Por lo tanto, cambiar el cuerpo a través de medicamentos puede traer consigo una transformación en la relación del paciente con la comida, el cuerpo y, en ocasiones, generar o agravar trastornos como la ansiedad o la depresión.

Lacruz advierte que, aunque los fármacos para la obesidad son efectivos en la pérdida de peso, pueden generar expectativas poco realistas en los pacientes, quienes podrían sentirse frustrados si no mejoran emocionalmente o en sus relaciones sociales. 

"Todavía necesitamos más evidencia científica que nos permita comprender mejor los efectos a largo plazo de estos fármacos en el bienestar psicológico de los pacientes".

La psicóloga destaca la necesidad de más evidencia científica sobre los efectos a largo plazo de estos tratamientos, y subraya que el enfoque debe ser integral, buscando no solo la pérdida de peso, sino también el bienestar físico y emocional de los pacientes.

Fuente consultada aquí






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