Aunque los cambios en el olor corporal durante la pubertad y adolescencia son completamente normales, suelen ser motivo de consulta ya que puede afectar a la autoestima del adolescente e incluso interferir en la convivencia familiar
Los cambios del olor corporal son completamente comunes y normales en la adolescencia debido al cambio hormonal que experimentan los jóvenes en esta etapa. A pesar de que es una condición lejos de significar un problema de salud, sí se ha convertido en un motivo de consulta común debido a la afectación que puede tener sobre su autoestima.
Lo cierto es que la transpiración se debe a las glándulas sudoríparas presentes en gran parte del cuerpo. En la pubertad, estas glándulas se vuelven más activas y segregan sustancias químicas responsables de alterar el pH cutáneo y causar un olor más fuerte, especialmente en las axilas, los pies y el área genital.
Plántale la cara al mal olor- Aumenta el número de duchas al día. Te ayuda a sentirte más fresco, cómodo y limpio al tiempo que ayuda a combatir el exceso de sudoración. Presta atención especial a los pliegues de la piel y seca muy bien la piel de todo el cuerpo para evitar los malos olores relacionados con la humedad.
- Inclínate por jabones naturales que cuiden el pH de la piel. Sin embargo, en algunas ocasiones es necesario utilizar geles antibacteriales para el cuerpo que permita erradicar cualquier microorganismo responsable del mal olor. Preferiblemente, consulta con un especialista cuál es el mejor para ti, teniendo en cuenta tu condición hormonal y tu tipo de piel.
- Aplícate desodorante diariamente; elige el producto que más se adapte a tus necesidades.
- La depilación axilar puede ayudar a disminuir la cantidad de sudor producido y con ello, el mal olor.
- No repitas ropa sin haberla lavado después de usarla. Dependiendo del clima en el que residas y la cantidad de sudor que produzcas diario, puede ser necesario incluso cambiar de ropa durante el día. Recuerda la importancia de lavar muy bien las prendas para eliminar tanto los olores como las manchas producidas por el sudor y algunos desodorantes.
Si a pesar de estas medidas, el mal olor corporal persiste o a tu hijo le afecta especialmente, se recomienda consultar con un dermatólogo para que pueda valorar con mayor detalle el caso y prescribir algún tratamiento en caso de que sea necesario.