Hay investigaciones en curso en muchos centros médicos del mundo sobre las causas, la prevención y el tratamiento del linfoma no Hodgkin.
Por: Redacción MSP
Actualmente hay grandes progresos en la comprensión de los cambios del ADN que ocasionan la transformación a los linfocitos en células de linfoma. Cuando esto se entienda bien, se podrán desarrollar medicamentos que bloqueen estos procesos.
Los avances logrados en la comprensión de los cambios del ADN en las células de linfoma han dado como resultado mejores pruebas y pruebas más sensibles para detectar la enfermedad. Algunas de estas pruebas ya se están usando, y otras están en desarrollo. Se pueden usar para:
Detectar células de linfoma en una muestra de biopsia
Determinar el tipo de linfoma que tiene una persona
Ayudar a determinar si es probable que un linfoma crezca y se propague, incluso dentro de cierto subtipo de linfoma
Ayudar a determinar si es probable que determinado tratamiento sea útil
Ayudar a determinar si un linfoma ha sido eliminado por el tratamiento o si es probable que haya una recaída
Por ejemplo, en los últimos años, las pruebas genéticas han mostrado que existen diferentes subtipos de linfoma difuso de células B grandes (DLBCL), aun cuando lucen igual en el microscopio. Estos subtipos parecen tener diferente pronóstico y respuestas al tratamiento. Se espera que este tipo de pruebas pueda utilizarse para ayudar a guiar las decisiones relacionadas con el tratamiento.
Tratamiento
La mayor parte de la investigación sobre el linfoma no Hodgkin se enfoca en buscar nuevas y mejores maneras de tratar esta enfermedad.
Quimioterapia
En los estudios clínicos se están investigando muchos medicamentos nuevos de quimioterapia. En años recientes, estos estudios han conducido a la aprobación de medicamentos, como el bendamustina (Treanda) y el pralatrexato (Folotyn), para usarlos contra ciertos tipos de linfoma.
En otros estudios, se están evaluando nuevas maneras de combinar medicamentos usando diferentes dosis o diferentes secuencias de administración de medicamentos.
Trasplantes de células madre
Los investigadores están mejorando continuamente los métodos de trasplante de células madre, incluyendo nuevas maneras de recolectar las células madre antes del trasplante.Con los autotrasplantes (se utilizan las células madre del paciente en lugar de las células de un donante) se tiene el riesgo de volver a introducirle células del linfoma al paciente después del tratamiento. Actualmente se están estudiando nuevos y mejores métodos para separar a las células madre de los últimos rastros de linfoma antes de trasplantárselas al paciente. Algunos de los nuevos anticuerpos monoclonales diseñados para tratar los linfomas pueden ayudar a extraer estas células restantes.
Los investigadores también estudian la eficacia de los trasplantes no mieloablativos de células madre (intensidad reducida) en personas con linfoma. Este enfoque puede permitir que más personas se beneficien de los trasplantes de células madre, especialmente aquellas de edad más avanzada o en mal estado de salud.
Terapias dirigidas
A medida que se sabe más sobre las células de linfoma se han podido desarrollar medicamentos más recientes que atacan partes específicas de estas células. Estos medicamentos de terapia dirigida son distintos a los que se usan en la quimioterapia convencional, los cuales atacan a todas las células de rápido crecimiento. Los medicamentos de terapia dirigida pueden funcionar en algunos casos en los que la quimioterapia no es eficaz, y a menudo presentan diferentes efectos secundarios.
Algunos medicamentos de terapia dirigida, tales como ibrutinib (Imbruvica), acalabrutinib (Calquence) y idelalisib (Zydelig), ya se están utilizando para tratar a algunos tipos de linfoma no Hodgkin, y están siendo estudiados para combatir otros tipos de linfoma.
Otros medicamentos de terapia dirigida que han mostrado resultados alentadores contra el linfoma en estudios preliminares incluyen:
Inhibidores de fosfatidilinositol-3 cinasa (PI3K), como duvelisib, tenalisib, y buparlisib
Inhibidores de BCL-2, como venetoclax (Venclexta)
Inhibidores de la cinasa Janus (JAK), como el ruxolitinib
Inhibidores de la tirosina cinasa, como crizotinib, para los linfomas que expresan la proteína ALK
Actualmente, tanto estos medicamentos, como muchos otros se están investigando en estudios clínicos.
Inmunoterapia
Desde hace algún tiempo, los médicos saben que los sistemas inmunitarios de las personas pueden ayudar a combatir sus cánceres. En la actualidad, los científicos están tratando de crear nuevas maneras de promover esta reacción inmunitaria. Algunos tipos de inmunoterapia ya se utilizan para tratar el linfoma, como se aborda en Inmunoterapia para el linfoma no Hodgkin.
Anticuerpos monoclonales: la superficie de las células de los linfomas tiene ciertas proteínas. Se pueden producir anticuerpos monoclonales para atacar a estas proteínas y destruir las células del linfoma sin causar mucho daño a los tejidos normales del cuerpo. Esta estrategia de tratamiento ya ha probado ser eficaz. Varios de esos medicamentos, incluyendo el rituximab (Rituxan), ya se utilizan para tratar el linfoma.
Algunos anticuerpos recientes se unen a sustancias que pueden envenenar las células cancerosas, y que se conocen como conjugados de anticuerpos y fármacos (ADC) o inmunotoxinas. Estas sustancias actúan como dispositivos buscadores de blancos que llevan las toxinas directamente a las células cancerosas. Por ejemplo:
El brentuximab vedotin (Adcetris) está compuesto por un anticuerpo anti-CD30 que está adherido a un veneno celular. Se ha demostrado que ayuda a tratar a los pacientes con linfoma anaplásico de células grandes (ALCL), y ahora está siendo estudiado para combatir otros tipos de linfoma.
El moxetumomab pasudotox ataca al antígeno CD22 en ciertas células de linfoma, dando lugar a una toxina conocida como PE38. Se está utilizando en estudios clínicos para tratar la leucemia de células peludas (HCL).
Actualmente, también se están estudiando otros ADC, incluyendo polatuzumab vedotin.
Inhibidores de puestos de control inmunitarios: las células del sistema inmunitario normalmente tienen sustancias que actúan como puestos de control para evitar el ataque a otras células sanas. En ocasiones, las células cancerosas se aprovechan de estos puestos de control para evitar ser atacadas por el sistema inmunitario. Algunos medicamentos más nuevos, como pembrolizumab (Keytruda) y nivolumab (Opdivo), actúan mediante el bloqueo de estos puestos de control, lo que puede estimular la respuesta inmunitaria contra las células cancerosas. Estos medicamentos han demostrado ser promisorios en el tratamiento de varios tipos de cáncer, y actualmente se estudian para combatir algunos tipos de linfoma.
Terapia de células T con receptores quiméricos de antígenos (CAR): en este tratamiento, las células inmunitarias llamadas células T se extraen de la sangre del paciente y se alteran en el laboratorio para que tengan receptores específicos (llamados receptores quiméricos de antígenos o CAR) en sus superficies. Estos receptores se pueden adherir a las proteínas de la superficie de las células de linfoma. En un laboratorio, se multiplican las células T y se regresan nuevamente a la sangre del paciente para que puedan buscar a las células del linfoma y lancen un ataque inmune preciso contra ellas.
Esta técnica ha mostrado resultados alentadores en estudios clínicos preliminares realizados contra algunos linfomas difíciles de tratar. Los médicos todavía están mejorando la forma en que producen las células T y están aprendiendo las mejores maneras de usarlas. Varias terapias de células T con CAR cuentan actualmente con la aprobación de la FDA para tratar ciertos tipos de linfoma avanzado o recurrente, mientras que muchos otros están siendo estudiados actualmente en estudios clínicos.
Vacunas contra linfomas: contrario a las vacunas contra las infecciones, como el sarampión y las paperas, estas vacunas están diseñadas para ayudar a tratar, no a prevenir los linfomas. El objetivo es crear una reacción inmunitaria contra las células de linfoma en los pacientes cuya enfermedad está en sus primeras etapas o en pacientes cuya enfermedad está en remisión. Una de las posibles ventajas de estos tipos de tratamientos consiste en que parecen tener efectos secundarios muy limitados. Hasta ahora, este enfoque ha tenido éxito en varias ocasiones y se ha convertido en un área de investigación importante en el tratamiento de los linfomas. Hasta el momento, las vacunas contra linfomas sólo están disponibles en estudios clínicos.