Dicha empresa suma más de 38.000 demandas de mujeres que relacionan el producto con cáncer.
Por: Isbelia Farías
Johnson & Johnson es una empresa estadounidense, fabricante de dispositivos médicos, productos farmacéuticos, de cuidado personal para adultos y bebés fundada en 1886. Aunque es una marca consolidada, ahora hace frente a las acusaciones de 38.000 mujeres, quienes alegan que el talco para bebés contenía asbesto y provocó que desarrollaran cáncer de ovario.
Sin embargo, J&J ha reiterado su posición de que el talco para bebés es seguro. La firma declaró: "Nuestra posición sobre la seguridad de nuestro talco cosmético sigue sin cambiar. Defendemos firmemente las décadas de análisis científicos de expertos médicos de todo el mundo que confirman que el polvo de talco para bebé Johnson's es seguro, no contiene asbesto y no provoca cáncer".
En el año 2020 la firma había anunciado que dejaría de vender este producto en Estados Unidos y Canadá, debido a la caída de la demanda provocada por lo que calificaron como una “información errónea” sobre su seguridad.
No obstante, en ese momento, la empresa comunicó que seguiría vendiendo sus polvos de talco para bebés en el resto del mundo.
Demandas de consumidoresJ&J hace frente a demandas de consumidores y de supervivientes, quienes afirman que dicho producto les provocó cáncer, por la contaminación con amianto.
El talco es un mineral arcilloso compuesto de magnesio hidratado que se extrae de la tierra y se encuentra en vetas, próximas a la del asbesto o amianto, conocido por causar cáncer.
En el 2018 la agencia de noticias Reuter difundió una investigación en la que se afirmaba que J&J sabía desde hacía décadas que el amianto estaba presente en los talcos.
Según Reuter, los registros internos de la compañía, los testimonios de los juicios y otras pruebas, indicaban que, por lo menos desde 1971 hasta inicios de 2020, el talco crudo y los polvos de J&J dieron varias veces positivos en cantidades pequeñas de amianto.
A pesar de las evidencias, la empresa siempre ha negado las acusaciones. En octubre, J&J creó una filial, llamada LTL Management, para manejar las acusaciones; más tarde la puso en quiebra y esto paralizó las demandas.
Desde hace casi 130 años se vende Johnson 's Baby Powder, un símbolo de la empresa hacia el bienestar familiar.
Un material cancerígenoDe acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, cuando se inhalan fibras de asbesto, estas pueden quedar en los pulmones y permanecer allí mucho tiempo. Con el tiempo, dichas fibras pueden provocar inflamación y cicatrización del tejido, lo cual podría afectar la respiración y causar problemas graves de salud.
Asimismo, el Instituto Nacional del Cáncer sostiene que la exposición al asbesto se relaciona con un mayor riesgo de cáncer de pulmón y mesotelioma, un cáncer en las membranas delgadas que recubren el interior del tórax y el abdomen.
Antes de haber paralizado la quiebra de la filial LTL Management, la empresa tuvo que afrontar costes de condenas y acuerdos extrajudiciales por un valor de US$ 3.500 millones, incluyendo una sentencia de más de 2.000 millones que un jurado de Missouri había otorgado a 22 mujeres y sus familias, en 2018.
Uno de estos casos notables fue el de una mujer llamada Krytal Kim, de West Chester, Pensilvania, quien comentó que había estado usando talco para bebés J&J varias veces al día, desde que tenía 10 años. También lo usaba en sábanas, alfombras, su cabello, su rostro y su cuerpo, e incluso en su perro.
Kim afirmó que puso su fe en la marca debido a la promesa de pureza, pero que “lo llaman talco para bebés para que parezca inocuo”.
Aunque el abogado de la empresa, Peter Bicks, dijo que J&J tenía una profunda compasión por las mujeres, pero que la empresa no tenía culpa de sus enfermedades y que “el hecho de que sucediera algo terrible no significa que Johnson & Johnson haya tenido algo que ver”, un jurado determinó que la empresa debía pagarle a Kim 4.690 millones de dólares por daños.
Estas son solo cifras y datos que se manejan en los Estados Unidos, por lo que cabría preguntarse sobre la posibilidad de que otras personas, en otras partes del mundo, pudiesen haber enfermado y que los daños no fueran contabilizados.