Los síntomas pueden manejarse con estrategias como fijar la vista en un punto estático y practicar respiración lenta y profunda.
Por: Mariana Mestizo Hernández
Cuando ocurre un fenómeno natural como los temblores, es común que los mareos se manifiesten como un síntoma normal tras una experiencia traumática, en la cual la persona percibe una amenaza directa a su vida.
Algunos efectos previos al fenómeno
Según los análisis de expertos en el campo, es común observar ciertas manifestaciones tras sismos, tales como:
- Sensación de movimiento del suelo, incluso cuando no es real.
- Percepción involuntaria de movimiento corporal.
- En algunos casos, náuseas, pesadez en la cabeza y vértigo.
Aunque estos efectos pueden parecer efímeros, su persistencia puede generar molestias significativas, especialmente en poblaciones propensas a la ansiedad. Es aquí donde la conexión entre salud mental y reacciones físicas se hace evidente.
Especialistas en terapia de balance y compensación del sistema nervioso, como 'Balance Estibular Rehab', destacan que aquellos con niveles de ansiedad cotidianos y estrés post-temblor pueden experimentar síntomas más intensos de mareos. El sistema vestibular, ubicado en el oído interno y responsable del equilibrio corporal, puede desajustarse debido al movimiento telúrico.
Según la revista de divulgación científica de la Universidad de San Luis Potosí en México, el síndrome de mareos post-temblor se origina en este sistema. La discrepancia en la información enviada por ambos oídos durante el sismo puede generar la sensación de mareo y vértigo.
Respuesta cerebral
La experimentación de mareos tras un sismo se relaciona estrechamente con la interpretación cerebral, ya que el órgano responsable de transmitir señales de movimiento y equilibrio, el oído, se ve alterado en este proceso.
Esta situación surge debido a que el cerebro opera en consonancia con las sensaciones del cuerpo. No obstante, al no percibir movimiento visual por la falta de coordinación con los ojos, el cerebro emite señales incorrectas al sistema corporal en su conjunto, afectando primordialmente el equilibrio.
Aunque estos síntomas suelen ser de corta duración, se pueden manejar para prevenir incomodidades prolongadas. Fijar la vista en un punto estático durante el temblor y practicar una respiración lenta y profunda son estrategias que pueden ayudar a mitigar estas sensaciones.