El paciente que visitaba una clínica por migrañas, tenía larvas parasitarias creciendo en su cerebro y terminó con un diagnóstico de neurocisticercosis.
Por: Valery Cardozo
El hombre de 52 años estaba infectado con larvas de Taenia Solium, una "Tenia" que normalmente infecta a los cerdos. Este parásito puede infectar a los humanos que ingieren inadvertidamente carne de cerdo que no ha sido completamente cocida, o aquellos que consumen heces que contienen los huevos del gusano. Estas heces pueden provenir de una persona ya infectada con los parásitos.
Consumir huevos o larvas de T. Solium conduce más a menudo a una afección llamada teniasis, en la que pequeños sacos cerrados, o quistes, de las larvas del gusano se acumulan en los intestinos de una persona. Sin embargo, el hombre en este caso desarrolló otra afección, llamada cisticercosis, una versión de la infección en la que los quistes se incrustan en un tejido diferente, como el músculo o el cerebro. Cuando se incrustan dentro del sistema nervioso, la condición se llama neurocisticercosis.
Cifras en el mundo de casos de neurocisticercosisGlobalmente, se estima que entre 2.5 millones y 8.3 millones de personas tienen neurocisticercosis. La condición es común en países en desarrollo, especialmente en aquellos donde los cerdos son una fuente de alimento primaria y en áreas donde el saneamiento es deficiente. Sin embargo, las tasas aumentadas de viajes internacionales e inmigración significan que la cisticercosis se está volviendo más común en países desarrollados, como Estados Unidos. La neurocisticercosis más a menudo causa dolores de cabeza y convulsiones, siendo este último síntoma experimentado por hasta el 80% de los pacientes. La gravedad de los síntomas suele depender de qué estructuras y tejidos en el cerebro han sido infectados con los gusanos.
Antecedentes del caso y diagnóstico de neurocisticercosis
El hombre en el caso reciente tenía antecedentes de migrañas, pero acudió al médico después de que sus migrañas se volvieron repentinamente más frecuentes y severas y no respondieron a sus tratamientos habituales. También tenía un dolor cada vez peor en la parte posterior de su cráneo.
En la clínica, una tomografía computarizada (TC), reveló que tenía múltiples quistes dentro de la materia blanca, o cableado aislado, de su cerebro, específicamente las fibras nerviosas ubicadas profundamente dentro del órgano. Tenía un notable grupo de quistes en la esquina inferior derecha de su cerebro.
Una resonancia magnética (RM), reveló más quistes en la parte frontal y media de la capa externa de su cerebro, así como inflamación, lo que confirmó aún más el diagnóstico de neurocisticercosis. El hombre en el caso reciente tenía una historia de exposición "sin particularidades", según un informe de caso publicado el 7 de marzo en el American Journal of Case Reports. No había viajado recientemente a ningún lugar ni había visitado una granja, por ejemplo, y vivía en un hogar "moderno".
Recomendaciones alimentarias para prevenir infecciones parasitarias
Sin embargo, admitió tener el hábito de comer tocino poco cocido y "suave" durante la mayor parte de su vida. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos recomienda cocinar la carne de cerdo a al menos 145 grados Fahrenheit (aproximadamente 63 grados Celsius). Es difícil determinar la temperatura del tocino cocido, ya que es carne fina. Sin embargo, si se cocina hasta que esté crujiente, debería haber alcanzado una temperatura segura, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Los médicos involucrados en el caso del hombre especularon que primero pudo haber desarrollado teniasis debido a sus hábitos alimenticios y luego obtuvo cisticercosis al no lavarse correctamente las manos después de usar el baño. Tras un tratamiento rápido con medicamentos antiparasitarios y antiinflamatorios, el hombre sobrevivió a la infección cerebral. Fue tratado con éxito con medicamentos que redujeron el tamaño de las lesiones parasitarias, lo que también mejoró sus dolores de cabeza, escribieron los autores en el informe del caso. Los médicos enfatizaron que no hay razón para que el estadounidense promedio se preocupe.
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