Esclerosis múltiple y diabetes: ¿Existe una correlación?

En ocasiones puede representar un reto poder discernir síntomas asociados a la esclerosis múltiple versus aquellos asociados a diabetes.

Por: Dra. Rhaisa M. Castrodad Molina


La diabetes tipo 1 es una condición autoinmune, en donde se generan autoanticuerpos en contra de las células encargadas de generar insulina en el páncreas. Al igual que con otras condiciones autoinmunes, los pacientes con diabetes tipo 1 se encuentran a mayor riesgo de padecer de otros desórdenes autoinmunes, siendo tiroiditis autoinmune, enfermedad celiaca y anemia perniciosa las más comunes.

Interesantemente, aunque menos común, se ha despertado un interés particular sobre la co-ocurrencia de diabetes tipo 1 y esclerosis múltiple (EM). La EM es una condición, también autoinmune, en donde los anticuerpos van dirigidos hacia la mielina, sustancia que se encuentra en los axones de las neuronas y facilita la conducción nerviosa. Al destruir la mielina del sistema nervioso central se pueden producir distintos síntomas neurológicos, los cuales varían dependiendo de la localización de la lesión. 

Estudios han reportado una prevalencia de tres a cinco veces mayor de diabetes tipo 1 en pacientes con EM. Aunque aún no se entiende el mecanismo exacto de esta correlación, sí se han encontrado ciertos denominadores comunes entre ambas condiciones. 

Aunque existe una predisposición genética determinada por la interacción de múltiples genes, se entiende que es la interacción de estos factores genéticos (de herencia) con ciertos factores ambientales los que influyen en la susceptibilidad a ambas condiciones. 

Algunos de los factores ambientales que han sido identificados como factores de riesgo incluyen vivir alejados del ecuador, época de nacimiento (mayor riesgo en individuos nacidos en primavera), deficiencia de vitamina D, y ciertas infecciones virales como el virus de Epstein-Barr en el caso de EM, y entero virus es como coxsackie en el caso de diabetes tipo 1.

Además, se ha encontrado que tanto pacientes de EM, como pacientes de diabetes tipo 1, poseen células T dirigidas tanto a los islotes del páncreas, como al sistema nervioso central. 

Es por lo antes mencionado, que en pacientes con diabetes tipo 1 que presenten con algún déficit neurológico, la esclerosis múltiple debe estar dentro de las consideraciones diagnósticas. Aunque no es posible controlar ciertos factores de riesgo como la edad, etnicidad, genética, infecciones previas, es importante saber que hay formas de disminuir el riesgo de padecer de estas condiciones. Dentro de las medidas preventivas se encuentran: identificar y manejar deficiencias en vitamina D, evitar la exposición de segunda o primera mano al humo del cigarrillo, y mantener una dieta y estilo de vida saludable.

Los pacientes de EM también podrían estar predispuestos a padecer de diabetes tipo 2. En ocasiones, los déficits neurológicos adquiridos y la fatiga crónica asociada a la EM pueden dar como resultado un estilo de vida sedentario, y por consecuencia llevar a inactividad física y obesidad, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y otras condiciones metabólicas. Es de suma importancia atender dichas comorbilidades dado que se han asociado a un mayor índice de discapacidad y podrían impactar o limitar la decisión sobre qué tratamientos utilizar para la EM por el aumento de riesgo de efectos adversos. Afortunadamente, a diferencia de la diabetes mellitus tipo 1, la diabetes tipo 2 sí es prevenible y con cambios en el estilo de vida es posible revertir la prediabetes y mejorar significativamente los síntomas de la diabetes tipo 2. 

En ocasiones, puede representar un reto poder discernir síntomas asociados a la EM versus aquellos asociados a diabetes. Por ende, es de suma importancia mantener al día las pruebas de cribado, tomar nota de nuevos síntomas y consultarlos con los especialistas para llevar a cabo las evaluaciones pertinentes. 

Padecer de múltiples condiciones crónicas puede ser abrumante. Mantener la organización y utilizar herramientas como calendarios, aplicaciones móviles, libretas para anotar inquietudes o síntomas y unirse a grupos de apoyo puede jugar un rol indispensable para mantenerse en control. No olvidemos que es vital mantener al día el seguimiento con los distintos especialistas y que estos mantengan una comunicación abierta entre sí para así alcanzar el mejor manejo posible. 



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