A diferencia de la electricidad en el hogar, que funcionan con electrones libres, la electricidad en nuestros cuerpos proviene de señales químicas cargadas.
Por: Isbelia Farías
El cuerpo humano utiliza constantemente señales eléctricas para comunicarse, moverse y pensar. La comunicación se produce gracias a las señales del sistema nervioso. Todo nuestro cuerpo utiliza impulsos eléctricos, que pueden viajar hasta 120 metros por segundo. Pero a diferencia de nuestras redes eléctricas y la electricidad en el hogar, que funcionan con electrones libres, la electricidad en nuestros cuerpos proviene de señales químicas cargadas.
El ser humano es conductor de electricidad y por este motivo, algunas personas pueden transmitir electricidad cuando tocan algo o a alguien. Ya que todo cuanto nos rodea está compuesto por átomos, los cuales tienen cargas negativas y positivas (protones y electrones).
"Pasar corriente" a otro
Cuando dos personas electrizadas se tocan, hay un intercambio de estas cargas, pues no hay otra forma en la que el cuerpo pueda liberar los electrones que sobran. Al no haber una conexión directa con la tierra, se busca otro cuerpo para que esta pueda llegar al suelo.
Al momento en el que dos materiales conductores, en este caso los cuerpos, entran en contacto, uno de ellos pierde electrones y queda con una carga positiva, mientras que el otro obtiene esos electrones y gana la carga negativa. Por ende, es necesario que en los cuerpos, las cargas de protones y electrones estén equilibradas, o de lo contrario, se generará electricidad estática.
Electricidad estática: ¿Por qué se producen los “toques”?
El desequilibrio entre las cargas positivas y negativas se le conoce como electricidad estática. Ahora bien, ¿por qué se producen los “toques”? Algunos factores que contribuyen a ello son los siguientes:
La humedad: si el aire es más húmedo, es posible que ocurra porque el agua es conductora.
El invierno: el aire frío tiene menos vapor de agua, así que es usual que en invierno se den más “toques”.
Las suelas de goma: es un material que aumenta la probabilidad de dar “corrientazos”.
La ropa: la lana es más sensible, así que usar prendas de este material aumenta la posibilidad de dar toques. Otras telas son aquellas que se obtienen de derivados del petróleo, como el nylon, el poliéster o spandex.
Gorras y sombreros: debido a la transferencia de electrones al cabello.
La buena noticia es que, a pesar de lo molestoso que pueda ser, la sensación no representa un peligro para la vida, ya que la intensidad es baja. Para disminuir la ocurrencia de este fenómeno se pueden usar zapatos con suela de cuero y ropa con material de algodón.