Esta afección suele afectar principalmente a los hombres mayores de 30 años de edad.
Por: María Camila Sánchez
Las cefaleas en racimos es uno de los tipos de dolores de cabeza que más suele confundirse con la migraña, aunque se caracteriza por múltiples ´ataques´ durante el día. Sin embargo, a muchas personas les cuesta ser diagnosticadas correctamente, y acceder a tratamientos efectivos.
Se estima que cerca de una de cada 1.000 personas padece esta afección, y es más común en hombres que en mujeres mayores de 30 años.
Cefalea en racimos vs. MigrañaLos ataques propios de la cefalea en racimo son muy variados, y pueden durar desde 15 minutos hasta varias horas. Adicionalmente, provocan múltiples ingresos hospitalarios, afectando considerablemente el estilo de vida de los pacientes, y se relaciona con un marcado riesgo de padecer depresión y tendencias suicidas.
Por otra parte, la migraña se caracteriza por episodios recurrentes de cefalea intensa que obstaculizan significativamente la capacidad del afectado para llevar a cabo sus actividades cotidianas, extendiéndose en ocasiones a lo largo de varios días. El dolor se localiza en la mitad de la cabeza y se experimenta como un pulso constante, acompañado de síntomas adicionales como náuseas y vómitos, los cuales se ven exacerbados con la realización de actividades físicas.
Golpeaba su cabeza para aliviar los dolores por cefalea
Durante los últimos 17 años, Daren Frankish, residente de Edimburgo, Escocia, de 53 años, ha experimentado persistentes dolores de cabeza que le causan una intensa incomodidad, llevándolo a manifestar su malestar a través de gritos y golpes en la cabeza contra las paredes.
"Durante las cuarentenas de la pandemia tuve que caminar hasta el hospital y recuerdo haber pensado que si pasaba un autobús saltaría delante de él, así que entiendo por qué los llaman dolores de cabeza suicidas", manifestó. "Vivo con miedo del próximo ataque, me asusta muchísimo. Es una tortura psicológica saber que puede ocurrir en cualquier momento, les tengo mucho miedo", agregó.
Cómo percibe su condición
Indica que los episodios comienzan con agudos dolores en el lado izquierdo de la cabeza, específicamente sobre el ojo. Describe que su ojo izquierdo experimenta enrojecimiento, lagrimeo profuso y una sensación de caída. A medida que avanza el episodio, experimenta congestión nasal y un incremento del dolor en la cabeza.
Al describir el ataque, expresa que resulta extremadamente desagradable, comparándolo con la sensación de ser golpeado con un bate de béisbol. Además, compara el dolor en su ojo izquierdo con la percepción de un cuchillo atravesándolo y siendo empujado hacia abajo.
"Me pongo muy inquieto y a veces físicamente enfermo, grito contra la almohada, me golpeo la cabeza contra la pared o contra cualquier cosa fuerte. Normalmente camino por mi sala de estar en completa oscuridad porque no puedo tolerar ninguna luz".
En ocasiones, Daren opta por dar paseos llevando consigo un paño sobre su ojo izquierdo, ya que experimenta un notable lagrimeo. Durante estos paseos, prefiere transitar por lugares despejados y lleva consigo una tarjeta con un mensaje escrito, en caso de que alguien intente entablar conversación. "No puedo comunicarme con nadie cuando estoy pasando por un ataque", expresó.
Daren señala que ha observado un incremento reciente en la frecuencia y duración de sus episodios de dolor de cabeza. En mayo pasado, experimentó una intensificación de la situación que lo llevó a pasar dos noches en el departamento de urgencias del Hospital Royal Infirmary de Edimburgo. Esto ocurrió después de enfrentar dos ataques consecutivos, cada uno con una duración notable de 12 horas. "Estos ataques fueron insoportables y los peores que jamás haya experimentado".
Diagnóstico a temprana edad
Daren experimentó su primer episodio en el año 2007, cuando contaba con 37 años. Recuerda claramente que durante unas vacaciones familiares en Praga, sufrió un dolor de cabeza tan intenso que temió padecer una condición grave, como un tumor cerebral.
Este padre de dos hijos relata que desde entonces ha recibido diversas prescripciones medicamentosas, entre las cuales se incluyen esteroides, litio, así como pastillas para el corazón y la epilepsia. "También tengo una inyección que puedo usar tan pronto como aparece un ataque, y que a veces funciona", aseguró.
En espera de un tratamiento más avanzado
Daren ha instalado tubos de oxígeno en su hogar, los cuales utiliza en un intento por estabilizar sus ataques. A pesar de haber explorado diferentes enfoques, como cambios en la dieta y la abstención de tabaco y alcohol, continúa experimentando dolores de cabeza incapacitantes.
En busca de alternativas, menciona que está considerando someterse a un bloqueo nervioso en la cabeza, donde se inyecta un anestésico local. Este procedimiento tiene la finalidad de adormecer temporalmente los nervios. Además, la administración de esteroides busca reducir la inflamación y potencialmente disminuir la frecuencia de los ataques durante un período prolongado, incluso hasta un año.
Daren comparte que ha leído sobre evidencia que sugiere que las cefaleas en racimos podrían estar relacionadas con la meningitis, enfermedad que padeció a los dos y doce años. A pesar de estas reflexiones, por el momento, se enfrenta a la realidad de tener que convivir con esta condición. "Suceden en cualquier momento, no tengo control sobre ello. Cuando vienen por ti, te atrapan", concluyó.