Karen Martínez Robles, MD
Redacción Médica MSP
Streptococcus pneumoniae, comúnmente llamado neumococo, es la primera causa de neumonía adquirida en la comunidad (NAC) en todo el mundo y es responsable también de casos de otitis media, sinusitis, meningitis y bacteriemia, aunque en menor medida.
Dado su alta carga de morbimortalidad en la población general, la inmunización contra neumococo ha sido una estrategia de salud pública necesaria para disminuir la incidencia de enfermedad neumocócica, a través de dos tipos de vacunas: la polisacárida (PPSV23) y la conjugada (PCV13) que por sus diferencias a nivel inmunogénico, deben ser usadas según las recomendaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).
Introducción
Streptococcus pneumoniae, comúnmente llamado neumococo, es una bacteria gram positiva que cuenta con una cápsula de polisacáridos externa a su pared celular como principal mecanismo de virulencia y que, además permite su clasificación en al menos 98 serotipos con diferencias a nivel inmunogénico y de sintomatología. Este microorganismo es la primera causa de neumonía adquirida en la comunidad (NAC) en todo el mundo, y es responsable también de producir otitis media, sinusitis, meningitis y bacteriemia, aunque en menor medida. Las tasas de morbilidad y mortalidad asociadas a la enfermedad neumocócica son notablemente altas y aunque la susceptibilidad frente al neumococo es universal, existen poblaciones que se encuentran en un mayor riesgo que otras como son los niños, los adultos mayores y los pacientes inmunocomprometidos.
Es por esto que, la vacunación contra el neumococo nace como una estrategia de prevención y como la opción más rentable para los sistemas de salud a la hora de abordar las infecciones neumocócicas en toda la población. Actualmente, existen dos tipos de vacunas antineumocócicas disponibles en el mercado: la polisacárida (PPSV23) y la conjugada (PCV13). La primera recibe su nombre por los 23 polisacáridos capsulares parcialmente purificados que la componen, es decir que, cubre 23 serotipos (1, 2, 3, 4, 5, 6B, 7F, 8, 9N, 9V, 10A, 11A, 12F, 14, 15B, 17F, 18C, 19A, 19F, 20, 22F, 23F y 33F) de neumococo causantes del 50 al 60% de casos de enfermedad neumocócica en adultos. Por otro lado, se encuentra la PCV13 que se clasifica como una vacuna conjugada debido a que los 13 polisacáridos (1, 3, 4, 5, 6A, 6B, 7F, 9V, 14, 18C, 19A, 19F y 23F) presentes en ella están unidos covalentemente (conjugados) a una proteína no tóxica similar a la toxina diftérica que logra desencadenar una respuesta dependiente de células T que conduce a la producción de anticuerpos y a la creación de memoria inmunológica en caso de reexposición.
¿Qué tipo de respuesta inmunológica producen las vacunas conjugadas en comparación con las polisacáridas?
Como se mencionó anteriormente, la vacuna PPSV23 por su composición de sólo polisacáridos, induce una respuesta inmune T independiente, lo que quiere decir que no involucra la activación de los linfocitos T, sino que los polisacáridos activan directamente a los linfocitos B que son los encargados de producir anticuerpos específicos, con la única diferencia de que, en este caso, la respuesta inmunológica es un poco más débil que la producida por una vacuna conjugada. La inmunidad se desarrolla 2 a 3 semanas después de recibir la vacuna y los niveles de anticuerpos persisten por al menos 5 años, pero no se generan células de memoria.
Por el contrario, la respuesta inmunológica que desencadena la vacuna PCV13 tiene como intermediario principal a los linfocitos T que favorecen la proliferación y diferenciación de los linfocitos B para que éstos produzcan anticuerpos, así como también, células de memoria en caso de reexposición al agente patógeno. Esto lo logra a través de la proteína que se encuentra en su estructura, lo que la hace más efectiva en menores de 2 años de edad porque su sistema inmunológico no responde adecuadamente a los antígenos polisacáridos por sí solos, por lo que se requiere de un antígeno proteíco para desencadenar una respuesta inmunológica efectiva.
Cabe resaltar que la vacuna PCV13 tiene un efecto adicional al generar inmunidad a nivel de la mucosa. Dado que la bacteria suele estar presente en la nariz o garganta de pacientes sanos, especialmente de lactantes y niños pequeños, éstos se consideran el principal reservorio de la población. El uso de la vacuna conjugada cumple un papel fundamental a la hora de disminuir la incidencia de enfermedad neumocócica y erradicar el neumococo en la nasofaringe de este grupo etario y de forma añadida, crea un “efecto rebaño” en el que se reduce también la incidencia de enfermedad neumocócica en adultos gracias a la vacunación pediátrica. En conclusión, ésta clara diferencia frente a la respuesta inmunológica que generan las vacunas conjugadas en comparación con las vacunas de polisacáridos, es la que marca la pauta para preferir una u otra en las poblaciones a vacunar.
Recomendaciones actuales según los CDC para el uso de vacunas antineumocócicas
La vacuna PCV13 se recomienda para:
- Todos los niños menores de 2 años en series de 4 dosis (2 meses, 4 meses, 6 meses y 12 a 15 meses)
- Personas entre los 19 y 64 años con afecciones que debilitan su sistema inmune
- Adultos de 65 años o mayores inmunocompetentes pueden discutir y decidir, junto con su médico la aplicación de la vacuna (Primero recibirían 1 dosis de PCV13 y luego, la PPSV23 como mínimo 1 año después / Si ya recibió la PPSV23, aplicar la PCV13 1 año después)
La vacuna PPSV23 está indicada en:
- Todos los pacientes adultos de 65 años o más
- Personas entre los 19 y 64 años con afecciones que debilitan su sistema inmune
- Adultos de 19 a 64 años que sean fumadores
Bibliografía
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