Prolongar el uso de antibióticos elevaría el riesgo de resistencia bacteriana sin mejorar la eficacia

Esquemas cortos de antibióticos han demostrado ser igual de efectivos que los prolongados en infecciones respiratorias, urinarias, de piel y abdominales.

Por: Mariana Mestizo Hernández


El Dr. Brad Spellberg, director médico del Los Angeles General Medical Center (Estados Unidos), cuestionó una de las recomendaciones más extendidas en torno al uso de antibióticos: completar el esquema indicado —ya sea de 7, 10 o 14 días— incluso cuando el paciente ya se sienta mejor.

"Es una de las creencias más universalmente aceptadas en todo el planeta", señaló, al referirse a la idea de que es necesario erradicar hasta la última bacteria para evitar recaídas futuras. Sin embargo, advirtió que esta indicación "no tiene sentido" y que "no hay ningún dato que sustente dicha práctica".

Las declaraciones fueron realizadas durante una conferencia virtual en el XXV Congreso Anual de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI 2025), que se celebró en Buenos Aires del 12 al 14 de junio.

"Así no es como los antibióticos funcionan. Cada día adicional que tome un antibiótico generará más resistencia", subrayó.

Replantear el uso de antibióticos: ¿cuánto es suficiente?

Durante su presentación en el Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI 2025), el Dr. Brad Spellberg respaldó su postura con citas del Dr. Louis Rice, actual jefe del Departamento de Medicina en la Escuela de Medicina Warren Alpert de la Universidad de Brown (Providence, Estados Unidos) y exdirector de la Infectious Diseases Society of America (IDSA).

"La estrategia más viable para reducir la presión de selección microbiana es tratar infecciones solo durante el tiempo que sea necesario", sostuvo Rice. Y agregó: "[Completar el esquema antibiótico prescrito] puede ser un excelente consejo cuando se desea que los pacientes sigan un curso de tratamiento adecuado para tratar una infección, pero es un mal consejo para prevenir la resistencia".

A partir de ello, Spellberg planteó una alternativa concreta en la práctica clínica: "Debemos decir al paciente: ´Si toma antibióticos y se siente mejor y aún le quedan algunos días, llámeme y decidiremos si puede suspenderlos´".

También advirtió sobre un error común en la duración de los tratamientos: si a un paciente se le prescriben 14 días de antibióticos, es probable que a la semana ya se haya resuelto el cuadro. "Pero si le indican de cinco a siete días, [interrumpir el esquema] ya no será un problema. Así que podemos solucionar todo simplemente cambiando a una terapia de corta duración".

Un mantra basado en evidencia

La consigna "shorter is better" (más corto es mejor), adoptada por el Dr. Spellberg hace más de una década, resume su crítica a la noción tradicional de que los tratamientos antibióticos prolongados son más efectivos. Esta afirmación, subrayó, ya ha sido respaldada por numerosos estudios clínicos.

En declaraciones previas a Medscape en español en 2016, explicó: "Dar terapias cortas [de antibióticos] basadas en evidencia reducirá el riesgo de que los pacientes se sientan mejor antes de completar su terapia y minimizará la cantidad de pastillas sobrantes".

Según detalló, ya existen más de 150 ensayos clínicos controlados y aleatorizados en 24 tipos distintos de infecciones que demuestran que los esquemas breves logran los mismos resultados clínicos que los tratamientos prolongados.

Por ejemplo, 14 estudios sobre neumonía adquirida en la comunidad muestran que entre 3 y 5 días de tratamiento son tan efectivos como entre 5 y 14 días. En infecciones del tracto urinario o pielonefritis, 13 ensayos concluyen que los esquemas de 5 a 7 días tienen resultados similares a los de 10 a 14. Incluso en infecciones intraabdominales, tres estudios reportan que 4 días de antibiótico son tan eficaces como tratamientos de entre 8 y 10 días.

En cambio, la evidencia no es concluyente en todos los contextos. Un estudio retrospectivo sobre posibles casos no confirmados de neumonía asociada a ventilador no identificó diferencias significativas entre esquemas "ultracortos" de tres días y tratamientos más extensos de dos a tres semanas. Ante esta situación, el Dr. Spellberg enfatizó: "Si va a tratar con antibióticos a pacientes sin infección, al menos tenga la cortesía de hacerlo durante un breve periodo".

Tratamientos necesarios, no prolongados

El Dr. Córdova, entrevistado por Medscape en español, coincidió en que la tendencia actual se orienta hacia esquemas más breves, sin comprometer la efectividad terapéutica. "Últimamente se ve que con tratamientos más cortos podemos lograr la misma eficacia y así no solo ahorramos efectos adversos, sino que también generamos menor resistencia. Los tratamientos tienen que ser lo necesario, ni más ni menos", afirmó.

Como ejemplo, mencionó que en el pasado se solían indicar hasta 14 días de antibióticos para infecciones de piel y partes blandas. Sin embargo, hoy en día, si tras cinco días se observa una mejoría clínica, es posible suspender el tratamiento. Lo mismo ocurre con la neumonía: "Antes eran 10 a 14 días [de antibióticos], pero actualmente si hay mejora clínica con cinco días es suficiente".





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