Evidencias históricas y arqueológicas que confirman la existencia de Jesús y figuras bíblicas clave

En 1961 se descubrió una inscripción en piedra en Cesarea Marítima con el nombre de Poncio Pilato, el gobernador romano que, según los evangelios, autorizó la crucifixión de Jesús.

Por: Mariana Mestizo Hernández


La ciencia, la investigación y la arqueología han permitido comprender que muchos de los personajes mencionados en la Biblia, incluido Jesús, no son figuras míticas ni legendarias, sino personas que existieron y tuvieron una historicidad concreta.

Sobre este tema reflexiona el Dr. Samuel Pagán, teólogo y catedrático puertorriqueño, quien aborda la manera en que los hallazgos arqueológicos aportan evidencia que dialoga con los relatos bíblicos desde una perspectiva académica y crítica.

"Lo primero que debemos reconocer es que no tenemos la posibilidad de dialogar directamente con figuras como David o Abraham, ni con otros personajes del mundo antiguo. Sin embargo, sí contamos con literatura y descubrimientos arqueológicos que nos permiten reinterpretar las narraciones bíblicas", afirmó.

Asimismo, destacó que estos hallazgos posibilitan una nueva lectura de los textos religiosos, acercándonos cada vez más a los personajes bíblicos. En ese ejercicio de diálogo entre los descubrimientos arqueológicos y los documentos disponibles, existen, por ejemplo, referencias concretas a David y a su reino.

David, de figura simbólica a personaje histórico

"Contamos con documentos y hallazgos arqueológicos que hacen referencia directa a la casa de David. En Tel Dan, al norte de Israel, se descubrió entre 1993 y 1994 una inscripción que menciona explícitamente en hebreo ´Beit David´ (casa de David), proporcionando así evidencia extrabíblica sobre la historicidad de David como rey y líder del pueblo hebreo", explicó.

Este tipo de hallazgos, señaló, amplía la comprensión sobre la figura de David, cuyo nombre significa "amado". Incluso, durante un tiempo, hubo quienes interpretaron que "David" no era un nombre propio, sino un título honorífico, similar a "faraón" o "rey", usado para designar a los monarcas de Israel.

La genealogía de Jesús: entre historia y teología

El experto explicó que, a diferencia de lo que se pensó durante mucho tiempo, hoy se reconoce a David como un personaje histórico, lo cual tiene una relevancia clave, ya que su figura está directamente vinculada con Jesús de Nazaret. Según detalló, un hallazgo arqueológico concreto permite no solo confirmar la existencia de David, sino también abrir la posibilidad de explorar la historicidad de otros personajes bíblicos, en especial Jesús.

"Un descubrimiento arqueológico físico abre las puertas a comprender la historicidad de otros personajes, en el caso específico de Jesús de Nazaret. Y esa genealogía desde David hasta Jesús se ha podido corroborar, porque la Biblia la señala, pero también porque se ha podido establecer que existió David, y que después de él hubo otros personajes hasta llegar a José, y luego a Jesús", afirmó.

El teólogo destacó que las genealogías bíblicas tienen una función que va más allá del registro familiar: buscan establecer una conexión teológica. En el caso de Jesús, su vinculación con David responde a una antigua profecía que anunciaba que el reino de David no tendría fin, y que de su descendencia surgiría un rey mesiánico. Desde la perspectiva cristiana, ese Mesías es Jesús de Nazaret.

"Entonces, cuando leemos las genealogías, más que ver detalles biográficos o históricos, las entendemos desde la perspectiva teológica, como una gran afirmación de que la profecía de Dios se cumplió", subrayó.

Además, recordó que muchos de los nombres que aparecen en esas listas, como Salomón o los reyes que gobernaron durante la división del reino en norte y sur, también cuentan con respaldo histórico. Señaló que la arqueología permite profundizar en la comprensión de esos relatos, especialmente porque no es posible acceder directamente a los personajes bíblicos. Por eso, los documentos y hallazgos arqueológicos juegan un papel clave en la interpretación de esos periodos.

Por otra parte, mencionó otros descubrimientos relevantes fuera de Israel, como la Estela de Mesa en Jordania, datada en el siglo IX a. C., descubierta a finales del siglo XIX. "La arqueología es una ciencia de gran importancia académica que nos permite comprender las narraciones de la Biblia. Y dentro del mundo de las narraciones bíblicas, el personaje principal desde la perspectiva cristiana es Jesús de Nazaret", añade.

Baruc y Jeremías: el testimonio de un sello

Consultado sobre la existencia de personajes como el profeta Jeremías, el Dr. Pagán aseguró que sí existe evidencia arqueológica que respalda su historicidad. Uno de los ejemplos más relevantes es el hallazgo del sello de Baruc, identificado como el secretario personal de Jeremías, y mencionado específicamente en Jeremías 36:4.

"El sello es importante porque alude al secretario de Jeremías. Es decir, no estamos hablando de cualquier persona. Eso se encuentra específicamente en Jeremías 36, verso 4, donde se habla de Baruc", explicó el teólogo.

También recordó que, en esa época, los profetas no siempre escribían sus propios textos, sino que contaban con secretarios que se encargaban de transcribir sus mensajes. En este caso, el sello confirma la existencia de Baruc como escriba y figura cercana al profeta.

"Entonces uno ve que no eran personajes mitológicos, no eran personajes inventados por las narraciones, sino que tenían nombre, apellido, número de seguro social, dirección, todo... que podemos entender. Y hasta sello, ¿verdad? Con el que firmaban", agregó.

Asimismo, mencionó la estela de Mesa como otra fuente arqueológica que ofrece contexto sobre los reinos y figuras que interactuaron en el entorno histórico de Jeremías, fortaleciendo así la validez de los relatos bíblicos asociados a su figura.

Pilato: entre la Biblia y la piedra

En contraste con los hallazgos del Antiguo Testamento, el especialista destacó también la existencia de documentos romanos que hacen referencia directa a Poncio Pilato, figura clave en la narración de la pasión de Jesús de Nazaret. Algunos de estos documentos, según explicó, lo describen como un funcionario ineficiente, sin firmeza política.

"Desde Roma hay documentos históricos que aluden a que Pilato no era un buen administrador. Hay algunos que dicen que no tenía espina dorsal política, y eso uno lo nota en las narraciones de Pilatos sobre Jesús de Nazaret", señaló Pagán, en referencia a los pasajes bíblicos en los que el gobernador romano admite no encontrar culpa en Jesús, pero cede ante la presión del liderazgo judío para condenarlo.

Uno de los hallazgos arqueológicos más significativos en torno a este personaje tuvo lugar en Cesarea Marítima, donde se descubrió una inscripción grabada en piedra que lo menciona explícitamente. "Un día se está trabajando en la arqueología cerca del lugar de las ceremonias y se descubre la tarja donde vivía Poncio Pilato. O sea, al frente de la casa de él. Como el día de hoy: yo vivo en tal lugar, familia Pagán, Samuel Pagán vive ahí. Pues había una tarja con la familia de Poncio Pilato y eso apareció", relató.

Para el teólogo, este tipo de hallazgos confirma que los personajes asociados a momentos centrales del relato cristiano no fueron figuras simbólicas o literarias. "No se hacen tarjas en las casas de lo que no existe. Eso corrobora con fuerza un personaje en la historicidad de Jesús de Nazaret", puntualizó.

El Dr. Pagan también compartió su experiencia como docente en Israel, donde utiliza estos hallazgos como herramientas pedagógicas durante sus recorridos académicos. Uno de los momentos más representativos ocurre cuando visita junto a sus estudiantes la tarja que menciona a Poncio Pilato, ubicada en Cesarea Marítima.

"Y no te tengo que decir que mis estudiantes todos se quieren retratar al lado de Poncio Pilato. Es decir, al lado de la tarja", comentó. 

Más allá de lo anecdótico, subrayó el valor simbólico y académico del lugar: "Porque ya para la academia actual, Pilato no es un personaje filosófico e hipotético, sino que estamos hablando de un personaje histórico cuya existencia se puede corroborar, incluyendo el lugar donde vivía y el entorno en el que ejercía su autoridad".

Además, el catedrático resaltó que también existen documentos históricos que permiten trazar el destino de Poncio Pilato después de su papel como gobernador en Jerusalén. "Hay un documento que habla que como en el año treinta y nueve los romanos lo sacan como procurador, como líder político del Imperio Romano en Jerusalén, y él se muda con su familia a Egipto, y allí en Egipto vivió el resto de su vida", explicó.

Según relató, algunas tradiciones cristianas (particularmente las coptas) sostienen que Pilato se habría convertido al cristianismo y que habría servido como evangelizador en regiones como El Cairo. Estas versiones, aunque no verificables desde la historiografía estricta, forman parte del acervo espiritual y simbólico de los primeros grupos cristianos.

Jesús de Nazaret: evidencias dentro y fuera del cristianismo

Los coptos, subrayó el especialista, fueron una de las primeras comunidades cristianas organizadas, cuya presencia sigue siendo visible hasta hoy tanto en Jerusalén como en Egipto. "Uno va a Egipto y puede visitar las iglesias de los coptos. Inclusive hay una capilla que está ubicada en el lugar donde la tradición indica que José, María y el niño Jesús estuvieron allí", mencionó, refiriéndose a la huida de la Sagrada Familia a Egipto narrada en el Evangelio de Mateo.

Aunque tradicionalmente se ha creído que su estadía fue de aproximadamente dos años, algunas hipótesis recientes sugieren que pudo haber durado más tiempo. "El día de hoy pensamos que fue un poquitito de más tiempo, como quizás seis años. Algunas personas piensan más, pero en dos años hay que coordinar la historicidad y la muerte de Herodes con el retorno de Jesús de Nazaret", señaló.

El especialista también subrayó la relevancia de Egipto en la tradición cristiana, tanto por su valor espiritual como histórico. Allí se conservan lugares donde, según la tradición, vivió la Sagrada Familia durante su huida de Herodes.

 "Esos sitios han sido importantes política, social y espiritualmente desde la presencia de Jesús de Nazaret", señaló. De hecho, Egipto sigue siendo uno de los países del Medio Oriente con más población cristiana, en su mayoría coptos.

Sobre esta comunidad, Pagán explicó que, aunque su liturgia se asemeja a la católica romana, su teología guarda afinidad con la tradición protestante. "Los coptos no le rezan a los santos, los consideran testigos de Dios que acompañan nuestros compromisos con lo eterno", explicó.

En cuanto a la figura de Jesús de Nazaret, el doctor recalcó que tanto la literatura cristiana como la no cristiana respaldan su existencia histórica. Los evangelios canónicos y apócrifos coinciden en los principales episodios de su vida, muerte y resurrección. 

A su vez, textos no cristianos como los de Flavio Josefo, Tácito o el Talmud babilónico lo mencionan directamente, ya sea como un predicador, un sanador o un problema político. "Uno no escribe sobre personajes ficticios en documentos históricos; el hecho de que se le mencione, incluso con críticas, confirma su impacto y su existencia", añade.

Crucifixión: entre arqueología y evangelios

El Dr. Pagán manifestó que la fe cristiana en Jesús y su resurrección no se basa únicamente en los evangelios. Existen fuentes no cristianas y hallazgos arqueológicos que respaldan aspectos históricos de su pasión. 

Por ejemplo, en los años 90 se encontró un hueso atravesado por un clavo, lo que confirmó que los crucificados eran clavados por la muñeca y no por la palma, como se pensaba. Además, los registros romanos detallan los brutales azotes previos a la crucifixión, que coinciden con lo descrito en los evangelios: "algunos morían sin espaldas", señaló.

Respecto a la resurrección, el Dr. Pagán reconoció que es un evento difícil de demostrar científicamente, pero insistió en que hay muchos testimonios históricos: "no fueron dos o tres personas. Pedro lo vio, también María Magdalena, los discípulos de Emaús, los once... y hasta quinientas personas, según Pablo".

Incluso mencionó un edicto romano del año 64 que prohibía "robar cuerpos para luego decir que resucitaron", lo que sugiere que el tema causaba tensión en las autoridades décadas después del suceso.

Por este mismo sentido, el teólogo subrayó que desde el punto de vista legal romano, Pilato no encontró culpa en Jesús, pero cedió ante la presión de ciertos líderes judíos, quienes lo amenazaron con acusarlo ante Roma por encubrir una posible rebelión. Por eso, aunque la pena de muerte judía era la lapidación, Jesús fue crucificado, un castigo reservado para enemigos del Imperio: "para los judíos la crucifixión era una maldición".

Sobre las reliquias, destacó el caso del Manto de Turín, que durante mucho tiempo se dató en el siglo XII, pero investigaciones recientes sugieren características compatibles con el siglo I. 

Aunque existen posturas divididas sobre su autenticidad, para muchos cristianos estos objetos, como los clavos o la corona de espinas, son testimonios físicos de lo que narran los evangelios. Como él mismo señaló: "cada tradición tiene su forma de comprender estos hallazgos, pero para los creyentes son evidencias adicionales de la crucifixión".

El catedrático manifestó que el Manto de Turín podría haberse formado por un destello de luz, algo similar a una fotografía primitiva. Aunque hay debates sobre su antigüedad, tanto si es del siglo I como del XII, sigue siendo una pieza importante para el estudio de las crucifixiones y un objeto de devoción para la Iglesia Católica.

También destacó que Jesús tenía una contextura fuerte, acorde a su vida de trabajo como carpintero y caminante incansable por la región. Subía desde Jericó hasta Jerusalén, un trayecto de más de 2.000 metros de desnivel, en menos de cuatro horas. Y recordó que Jesús no tenía la apariencia de las representaciones europeas medievales: era un hombre del Oriente Medio, de piel morena, pelo largo y barba.

"Solamente sabe resucitar el que ha sabido morir. Solamente sabe morir el que ha sabido vivir. Y solamente sabe vivir el que descubrió la virtud de aquel que dijo: ´Yo soy el camino, la verdad y la vida´", concluyó.





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