La sala de emergencias en un lugar de trabajo intenso, de pensamiento rápido y preciso. Es la norma que se trabaje con una cantidad de empleados por debajo de lo necesario para brindar un cuidado óptimo. A pesar de ésto, los sistemas se ajustan y logran lidiar con la situación. No obstante, quedan tendidos en un balance muy frágil, es decir, cualquier cambio pudiera provocar el colapso del sistema. La pandemia de COVID-19 es uno de esos cambios. A pesar de que en Puerto Rico no hay una gran demanda de servicios en las salas de emergencias y hospitales en general, ya se pueden identificar unos obstáculos para manejar pacientes de COVID-19. Falta de pruebas diagnósticas, seguimiento ambulatorio, equipo de protección personal y escasez de consultores son solo algunos de estos retos. Al momento en Puerto Rico no existe una crisis hospitalaria, pero no estamos listos para una. Es responsabilidad de todos prepararnos para lo peor.
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