El buen uso que José Rodríguez hace de la tecnología, aunado a sus conocimientos, ha permitido que muchos pacientes pediátricos ganen vida y buena salud respiratoria.
Por: Isbelia Farías
Originario del pueblo de Caguas, Puerto Rico, el doctor José Rodríguez Santana, neumólogo pediátrico, se ha dedicado a la salud infantil con el fin de regalar una buena calidad de vida a los infantes y, lo mejor, es que lo hace con técnicas poco o nada invasivas.
Luego de estudiar biología y ciencias naturales en la Universidad de Puerto Rico, Rodríguez descubrió que su verdadera vocación era la medicina, así que la estudió en la Universidad Pedro Henríquez Ureña, en la República Dominicana; su especialidad en pediatría la cursó en Puerto Rico. Su interés estuvo orientado hacia el cuidado crítico pediátrico y las enfermedades respiratorias.
Evolución del asma a nivel científico
Rodríguez recuerda que el manejo de los pacientes con la condición de asma se hacía de forma muy rudimentaria, sin computación ni toda la sofisticación con la que se cuenta en la actualidad, lo cual representó un reto para el consagrado galeno.
Anteriormente, también se observaban otras patologías que hoy día no están presentes gracias al avance de la ciencia. “Las enfermedades han variado mucho por la intervención que se ha hecho, con la tecnología”, indica el especialista, quien fue el primero en usar un sistema de computadoras en el hospital, algo que le llevó a aprender programación. “Más que las patologías, ha cambiado el tratamiento que le dan a estos pacientes”, reflexiona.
Algo parecido ocurrió en el área de neumología cuando comenzaron a usar la tecnología. En el pasado, Rodríguez fue uno de los médicos que desarrollo una de las máquinas empleadas para manejar la función pulmonar en infantes. En ese momento pocos lugares en el mundo hacían uso de este tipo de tecnología y, gracias al doctor José Rodríguez, muchos pacientes pediátricos en Puerto Rico se pudieron beneficiar.
Así fue evolucionando la ciencia médica, hasta poder hacer uso de prácticas no invasivas como, por ejemplo, el poder medir la oxigenación de un paciente colocando un dispositivo en su dedo.
Gran parte de la carrera de medicina de Rodríguez se ha desarrollado en el campo del asma. Desde el año 2000 comenzaron unos proyectos de investigación, conocidos como el análisis genético de los latinos con asma, el cual se hizo de manera colaborativa con la Universidad de California, San Francisco y otros entes. El interés de estudiar esta población se debe a que es la más propensa, sobre todo cuando hay exposición a cierto tipo de ambiente.
El asma ha existido por miles de años, pero ha habido una alta incidencia, quizá ocasionada por el estilo de vida. La industrialización, especialmente, ha traído múltiples alergias. Tanto en el pasado como ahora, la enfermedad se comporta de forma igual, pero hoy se sabe, específicamente desde los años 90, que el medicamento más importante para manejar el asma es el esteroide y el tratamiento broncodilatador.
Luego se dieron cuenta que estos pacientes que debían estar en tratamiento crónico, se trataban con esteroides. Todos estos descubrimientos hicieron que los pacientes ganaran buena calidad de vida.
La muerte por asma, en latinos y en puertorriqueños, era mayor que lo que se describía en la raza caucásica en Puerto Rico, incluso más que otras razas denominadas hispanas, como los mexicanos.
La respuesta al albuterol, en mexicanos y puertorriqueños, era diferente. Los puertorriqueños no respondían tan bien. Esto hizo pensar que había algo genético en la población de Puerto Rico. Fueron estos los primeros estudios que esclarecieron muchas dudas sobre la condición del asma.
Rodríguez y su equipo hicieron cultivos de las células nasales y cómo estas responden a las infecciones virales para conocer la relación entre el asma e infecciones virales. Hoy día, ellos hacen un seguimiento a los niños cada vez que se exponen a una infección viral, esto lo hacen en laboratorios especializados, analizando no solo los factores ambientales, sino también genéticos. Ya no se necesita recurrir a estudios invasivos para tratar a los niños.
Recientemente observó a un paciente con fibrosis quística, de diez años, quien ha vivido con complicaciones. Los medicamentos que requiere son costosos y el seguro no los cubre, así como tampoco las aseguradoras cubren los estudios que se ameritan, por lo que el médico cataloga esto como barreras.
Una historia conmovedora en su recorrido
Rodríguez ha tenido éxitos y también ha enfrentado la muerte. Recuerda a un paciente que estuvo en varios hospitales en Estados Unidos, a punto de fallecer. Cuando el paciente es transferido a Puerto Rico, estuvo un año hospitalizado, dependiente de un ventilador mecánico, con una condición respiratoria que le impedía vivir de forma normal.
Después de un año, se dieron cuenta que no había otra alternativa que enviarlo a su casa con un ventilador. Allí construyeron un ventilador, en su hogar, desarrollando por primera vez el sistema de cuidado en el hogar para niños dependientes. Eventualmente fue progresando. Era una niña, única hembra en un grupo familiar en el que había solo varones, y hoy es una mujer que vive bien y cuida de sus hermanos.
Esto hace que Rodríguez reflexione sobre la importancia de brindar el acceso a todos los pacientes para que puedan tener una vida prolongada.