El galeno lleva un poco más de dos años luchando contra la enfermedad, asegurando haber encontrado un equilibrio entre su profesión y su vida personal.
Por: María Camila Sánchez
En septiembre de 2021, el Dr. William Ramírez, distinguido ginecólogo obstetra especializado en medicina materno-fetal, recibió un diagnóstico inesperado que cambiaría el curso de su vida: mieloma múltiple.
"Es un momento único en la vida de uno, es una situación donde se te nubla la mente, desde el aspecto clínico como profesional de una subespecialidad y caer en ese punto, hay mucha mezcla de sentimientos, de pensamientos, muchas ideas vienen", expresó.
El profesional de la salud experimentó un cambio significativo en su vida y perspectiva al recibir el diagnóstico después de realizar estudios debido a molestias en la espalda. Durante este periodo, reflexionó sobre sus logros, actividades pendientes, las personas en su entorno y cómo la situación podría afectarlas.
Momento de replantear su vida
En ese momento, su práctica profesional alcanzaba su punto máximo, con los servicios y los logros en los hospitales donde trabajaba experimentando un notable crecimiento y desarrollo. A nivel personal, sus hijas estaban entrando en la etapa adulta, y él se encontraba en una nueva etapa de su vida marital con su actual esposa.
"Todas esas cosas se juntaron dentro de mis pensamientos y mis sentimientos y provocaron una serie de respuestas en mí que básicamente lo que hicieron fue reajustarme y empezar a buscar soluciones y alternativas", añadió.
Desafíos que tuvo que enfrentó
El especialista destacó los desafíos más significativos que enfrentó como profesional de la salud al tener que adaptar su estilo de vida, especialmente debido al tratamiento que iba a recibir: la quimioterapia. El enfrentarse al compromiso inmunológico y a las lesiones en las vértebras que podrían limitar su movilidad en el futuro representó un desafío considerable. Ajustar todas estas consideraciones tanto a corto como a largo plazo resultó ser una tarea compleja.
"Para mí, una ventaja que tuve, es que trabajo en un grupo hospitalario que todos somos como una gran familia y tuve el apoyo de muchos colegas que me ayudaron a tratar mi condición y me ayudaron a seguir atendiendo a mis pacientes, ya que pertenezco a un grupo donde nos formamos con otros tres ginecólogos y ahora mismo somos diez, donde la atención a nuestros pacientes se modificó un poco por mi estado", recordó.
Como profesional de salud se tienden a desatender su bienestar
El Dr. Ramírez reflexionó sobre la tendencia de los profesionales de la salud a veces descuidar su propia salud, una observación que extiende no solo a los pacientes con cáncer, sino también a muchos colegas en diversas áreas. Destacó la importancia de equilibrar la vida diaria, aprender a gestionar el estrés y buscar apoyo profesional, ya sea a través de asesoramiento, psicólogos u otras personas que brindaron ayuda.
"Todavía estoy en tratamiento, en quimioterapia, tratando de terminar el proceso inicial, gracias a Dios el trasplante de médula fue un éxito y el mantenimiento que tengo es hasta los próximos de 6 a 8 meses, viendo que los próximos estudios y biopsias estén negativos como han salido hasta ahora. El día a veces resulta abrumador, cuando estoy con mucho paciente, cuando debo hacer un viaje, esto resulta extenuante, pero física, pero siento que he llegado a un punto de equilibrio", relató.
Lecciones aprendidas
"La lección más importante es que cuando uno está en la salud y ve diferentes cosas, diferentes diagnósticos, uno trata de tener empatía por los pacientes, tener esa habilidad de ponerse en los zapatos de ese paciente, se puede tratar de entender, pero no del todo hasta que el médico se convierte en paciente. No podemos desenfocarnos, debemos hacer una retrospección de qué hemos hecho", concluyó.