Según un estudio de la Universidad de Duke (EE.UU.) es posible que la pérdida de vasos sanguíneos en la retina podría ser una señal del alzhéimer.
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
Su trabajo, realizado en más de 200 personas en el Duke Eye Center, asegura que en el futuro es posible que un sencillo y rápido examen de la vista podría permitir que los oftalmólogos puedan detectar esta patología. La clave, explican en la revista «Ophthalmology Retina», radica en la pérdida de vasos sanguíneos en la retina, que podría ser señal de alzhéimer.
Debido a que la retina es una extensión del cerebro y comparte muchas similitudes con él, los investigadores creen que el deterioro de la retina puede reflejar los cambios que ocurren en los vasos sanguíneos del cerebro, lo que ofrece una ventana al proceso de la enfermedad.
Para su estudio, los investigadores utilizaron una tecnología no invasiva llamada angiografía por tomografía de coherencia óptica (OCTA). Las máquinas OCTA usan ondas de luz que revelan el flujo de sangre en cada capa de la retina. Con esta técnica compararon las retinas en 70 ojos de 39 pacientes de alzhéimer con 72 ojos de 37 personas con deterioro cognitivo leve, así como 254 ojos de 133 personas cognitivamente sanas. Y encontraron que el grupo de alzhéimer tenía pérdida de pequeños vasos sanguíneos de la retina en la parte posterior del ojo y que, una capa específica de la retina, era más delgada en comparación con las personas con deterioro cognitivo leve y las personas sanas.
En las personas con cerebros saludables, los vasos sanguíneos microscópicos forman una densa red en la parte posterior del ojo, dentro de la retina, tal y como comprobaron en los 133 participantes del estudio que formaban parte del grupo de control. Sin embargo, los investigadores vieron que, en los ojos de 39 personas con alzhéimer, esa red era menos densa e, incluso, escasa en algunas localizaciones. Y, tras controlar factores como la edad, el sexo y el nivel de educación, señala Sharon Fekrat, autora principal del estudio, las diferencias en la densidad fueron estadísticamente significativas.
Diagnosticar la enfermedad de Alzheimer es un reto. Algunas técnicas pueden detectar signos de la enfermedad, pero no son prácticas para detectar a millones de personas: los escáneres cerebrales son caros y tienen riesgo
Diagnosticar la enfermedad de Alzheimer es un reto. Algunas técnicas pueden detectar signos de la enfermedad, pero no son prácticas para detectar a millones de personas: los escáneres cerebrales son caros y tienen riesgos. En cambio, la enfermedad a menudo se diagnostica mediante pruebas de memoria u observación de cambios de comportamiento. En el momento en que se notan estos cambios, la patología está avanzada.
Y, aunque actualmente no existe cura, el diagnóstico temprano permitiría a los investigadores estudiar nuevos medicamentos antes, ya que los tratamientos futuros pueden ser más efectivos cuando se administran temprano. El diagnóstico precoz también daría tiempo a los pacientes y sus familias para planificar el futuro.
«Gracias a una tecnología no invasiva relativamente nueva somos capaces de evaluar los vasos sanguíneos que no se pueden apreciar durante un examen ocular regular –explica Fekrat-. La tecnología obtiene imágenes de alta resolución de los vasos sanguíneos muy pequeños dentro de la retina en tan solo unos minutos». En su opinión, es posible que dichos cambios en la densidad de los vasos sanguíneos en la retina puedan reflejar lo que está sucediendo en los diminutos vasos sanguíneos en el cerebro, quizás antes de que podamos detectar cualquier cambio cognitivo».
Los resultados de su trabajo muestran diferencias entre las retinas de aquellos con enfermedad de Alzheimer en comparación con personas sanas y con personas con deterioro cognitivo leve, a menudo un precursor de la enfermedad de Alzheimer.
Se calcula que, un periodo muy breve de tiempo y si no conseguimos revertir esta tendencia, el alzhéimer se convertirá en la primera causa de mortalidad en nuestro país. En los últimos 10 años la mortalidad por esta enfermedad ha aumentado más de un 61% (un 63,7% en mujeres y un 55,8% en hombres). Desafortunadamente, no hay tratamientos viables ni herramientas no invasivas para el diagnóstico temprano. Por eso, cualquier avance en detección precoz, como el que se presenta en este trabajo, generar grandes expectativas.
Debido a que la retina es una extensión del cerebro y comparte muchas similitudes con él, los investigadores creen que el deterioro de la retina puede reflejar los cambios que ocurren en los vasos sanguíneos del cerebro, lo que ofrece una ventana al proceso de la enfermedad
Este equipo de expertos también ha estudiado otros cambios en la retina que podrían indicar problemas en el cerebro, como el adelgazamiento de algunas de las capas nerviosas de la retina.
«Sabemos que hay cambios en los pequeños vasos sanguíneos que se producen en el cerebro en personas con enfermedad de Alzheimer y, debido a que la retina es una extensión del cerebro, queríamos investigar si dichos cambios podrían detectarse en la retina utilizando una nueva tecnología que es menos invasiva y fácil de obtener», afirma Dilraj S. Grewal, autor principal del estudio.
Una exploración con esta técnica podría incluso revelar cambios en pequeños capilares (casi la mitad del ancho de un cabello humano) antes de que aparezcan alteraciones en los vasos sanguíneos en una exploración del cerebro como una resonancia magnética o un angiograma cerebral, que resaltan solo los vasos sanguíneos más grandes. Los autores recuerdan además que estas técnicas para estudiar el cerebro son invasivas y costosas.
El objetivo sería utilizar esta tecnología para detectar el alzhéimer en una etapa temprana, antes de que los síntomas de pérdida de memoria sean evidentes, y poder monitorizar estos cambios con el tiempo en participantes de ensayos clínicos que estudian nuevos tratamientos para el alzhéimer
«El diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer es una necesidad insatisfecha -apunta Fekrat- Actualmente, no es viable que las técnicas actuales, como una gammagrafía cerebral o una punción lumbar (punción espinal), evalúen el número de pacientes con esta enfermedad. Es posible que estos cambios en la densidad de los vasos sanguíneos en la retina puedan reflejar lo que está sucediendo en los vasos sanguíneos cerebrales. Si podemos detectar estos cambios en los vasos sanguíneos de la retina antes de cualquier cambio en la cognición, eso sería un cambio de juego».
«En última instancia, el objetivo sería utilizar esta tecnología para detectar el alzhéimer en una etapa temprana, antes de que los síntomas de pérdida de memoria sean evidentes, y poder monitorizar estos cambios con el tiempo en participantes de ensayos clínicos que estudian nuevos tratamientos para el alzhéimer», concluye Fekrat.