Un estilo de vida activo mejora la capacidad regenerativa del sistema nervioso tras lesión medular

Los efectos del ejercicio transcienden a su beneficio físico y de salud general, sino que también pueden aumentar la probabilidad de que los nervios dañados se regeneren

Por: Medicina y Salud Pública


Un estudio en ratones con lesiones en la médula espinal muestra por vez primera un mecanismo para reparar las fibras nerviosas después de sufrir una lesión medular

Los efectos del ejercicio transcienden a su beneficio físico y de salud general, sino que también pueden aumentar la probabilidad de que los nervios dañados se regeneren después de una lesión en la médula espinal.

Los hallazgos, publicados en la revista «Science Translational Medicine», provienen de un estudio llevado a cabo en ratones y ratas con lesiones en la médula espinal, en los que los científicos descubrieron un mecanismo para reparar las fibras nerviosas después de sufrir una lesión medular.

Este equipo internacional, liderado por investigadores del Imperial College de Londres (Gran Bretaña), y en el que han participado investigadores españoles, encontró que dotar a los roedores de un ambiente más amigable con más espacio, una rueda de ejercicios, juguetes y compañía de otros ratines, antes de que se produjera la lesión, ayudó a «cebar» sus células. Y esto hace más probable que sus nervios dañados se regeneren después de una lesión espinal.

Los investigadores también pudieron imitar los efectos de un estilo de vida activo mediante el uso de un medicamento que se dirige a las mismas vías subyacentes en las células para «reprogramar» las células nerviosas para que se regeneren después de una lesión espinal.

En ensayos con ratones y ratas, encontraron que administrar el medicamento seis horas después de la lesión de la columna, y una vez por semana después, promovió la regeneración y el crecimiento de las fibras nerviosas dañadas. Tras la lesión y el tratamiento con fármacos, las ratas, que de otro modo no podían caminar correctamente, recuperaron una movilidad significativa en sus patas traseras, en comparación con los animales de control sin tratamiento.

Aunque este tratamiento no está muy lejos de ser probado en la clínica, los investigadores reconocen que se necesitan más estudios para demostrar que el medicamento es seguro en humanos. Una vez comprobado, podría potencialmente combinarse con la neurorrehabilitación en las personas que han sufrido una lesión medular.



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