Radiografía social pone en relieve la baja calidad de vida del puertorriqueño trabajador.
Más allá del aumento en la incidencia de condiciones cardiovasculares que atentan con la salud pública de los puertorriqueños, la crisis laboral, la falta de creación de microempresas, el tener que recurrir a múltiples trabajos a la vez como modo de supervivencia económica, son también factores que afectan la calidad de vida y la salud de la isla.
Según la radiografía social del trabajo en Puerto Rico, presentada por el Grupo de Estudios del Trabajo (GET) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en un foro celebrado en el Anfiteatro del Recinto de Ciencias Médicas (RCM), la crisis laboral que abunda entre los puertorriqueños, el bajo acceso a programas de apoyo y los pocos incentivos para la autogestión de las microempresas componen parte del panorama que pone en jaque la salud pública del país.
El grupo está compuesto por profesores e investigadores de la UPR de distintos recintos y facultativos, incluyendo especialistas en salud pública del RCM, para un total de 23 académicos en el campo de la investigación.
El grupo que estudia la radiografía social de Puerto Rico está compuesto por profesores e investigadores de la Universidad de Puerto Rico (UPR) incluyendo especialistas en salud pública del Recinto de Ciencias Médicas.[/caption]
El grupo de estudiantes que son parte de los cinco estudios que inician la primera fase de la radiografía están bajo la coordinación la Dra. Laura Ortiz Negrón, de la UPR, desde el 2012. Los mismos evaluaron distintos grupos focales que fueron objetos de estudio y tomaron datos de más de una veintena de agencias gubernamentales.
“La crisis del trabajo es igual a una crisis de calidad de vida. La crisis no solo se define por factores económicos, mercados laborales, ni tampoco se reduce a la falta de productividad”, expresó primeramente el Dr. José Carrión Baralt, catedrático de la Escuela Graduada de Salud Pública del RCM.
Entre los hallazgos más sobresalientes, la Dra. Ortiz Negrón detalló por su parte que los múltiples trabajos, las obligaciones familiares y el trabajo doméstico son las principales labores del puertorriqueño promedio y de paso, existe un gran desbalance entre los tiempos que se destinan entre grupos de distintas edades, género y lugar entre las familias.
Asimismo, expuso que existe una falta de promoción a la creación de microempresas por las múltiples dificultades que encuentra el puertorriqueño a la hora de solicitar incentivos, permisos y fuentes de financiamiento. Esto representa un efecto adverso sobre la calidad de vida de las mujeres puertorriqueñas y las comunidades de escasos recursos por la falta de acceso a servicios de apoyo económico.
El sector de la tercera edad es el más afectado en este panorama salubrista y laboral del país, pues a pesar de las múltiples necesidades que enfrentan, desean estar vinculados a programas recreativos y culturales los cuales están escasos en la isla.
“La psicología del trabajo en Puerto Rico demanda un cambio radical en su currículo hacia uno innovador y a tono con las necesidades de los ciudadanos del siglo 21. Los adultos mayores tienen el mayor número de necesidades, pero a la misma vez es el grupo de la población que más ha crecido. Se necesita la creación de nuevas políticas públicas inclusivas a las necesidades de esta población”, enfatizó el Dr. Carrión Baralt.
“La creación de empleos, el mejorar las condiciones de trabajo, el crear centros de servicios integrales al ciudadano y redes de apoyo, puede mejorar la calidad de vida de los puertorriqueños y ayudará a evitar la emigración de jóvenes que se van preparados de la isla en busca de mejores condiciones afuera”, concluyó.
Se espera que el estudio del grupo interdisciplinario sea la base para desarrollar un banco de datos sobre la realidad de vida del puertorriqueño.