En Colombia y en América Latina se ha roto el tabú existente anteriormente acerca de esa clásica idea respecto a que los enfermos de párkinson terminan en una silla de ruedas, postrados en una cama, con temblor o sin movimiento. Actualmente, la situación es distinta.
César Augusto Sutachán Daza
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
En Colombia y en América Latina se ha roto el tabú acerca de esa clásica idea respecto a que los enfermos de párkinson terminan en una silla de ruedas, postrados en una cama, con temblor o sin movimiento. Actualmente, la situación es distinta.
Para el Dr. Guillermo Monsalve, neurocirujano y codirector de la Clínica de Parkinson y Trastornos del Movimiento de la Fundación Santafé de Bogotá, ubicada en la capital colombiana, esta enfermedad -si se deja avanzar- provoca graves deterioros en la calidad de vida de las personas; pero sí se detecta a tiempo puede ser un padecimiento que, con un tratamiento adecuado, otorga al paciente una vida casi normal.
En la actualidad, en universidades como la Javeriana de Bogotá, se desarrollan estudios sobre sueño en pacientes con párkinson, mecanismos de acción en la cirugía y búsquedas para lograr que los medicamentos sean absorbidos con una mejor eficacia por el sistema nervioso central de cada paciente. Se ha detectado, por ejemplo que, 99% del compuesto de la levodopa, uno de los mejores medicamentos existentes para el párkinson, se pierde en otras partes del cuerpo.
El mal del párkinson es una alteración del sistema nervioso central que provoca temblor en el individuo. A medida que la enfermedad progresa, el paciente se vuelve más dependiente y manifiesta una pérdida progresiva de la capacidad de coordinar los movimientos, entre otros síntomas. Según la OMS, uno de cada 100 personas mayores de 60 años pueden padecer párkinson.