Agencia Latina de Medicina y Salud Pública
La nefrología boricua rompió récord. No tan solo en una destacada puntuación que abrió puertas para ejercer una subespecialidad clínica en el País. Además, reforzó el logro de ejercer una nueva práctica con pasión a beneficio de los pacientes con enfermedad renal en Puerto Rico.
Así lo demuestra la puntuación que logró el doctor Carlos Cortés Sánchez, nefrólogo puertorriqueño quién se ubicó entre las cinco notas más altas de la puntuación en el examen de subespecialidad del campo, con un récord de 791, de 800 puntos al que equivale el mismo.
Cortés Sánchez ejerce actualmente medicina interna en el Hospital de Veteranos del país -donde obtuvo su entrenamiento como “fellow” de nefrología” y quien próximamente -cerca del mes de junio- formará su práctica privada como nefrólogo en el Hospital Auxilio Mutuo.
Su formación en medicina la obtuvo de la Escuela de Medicina San Juan Bautista de Caguas.
“El interés por la nefrología surgió por mi abuelo (Edwin Cortés), quien fue el primer paciente de diálisis en Puerto Rico en el 1966, y para ese entonces no había diálisis en la isla ni nefrólogos. Fue a la Cleveland Clinic en Estados Unidos junto con mi abuela, quien aprovechó la ocasión para entrenarse en diálisis, y se convirtió en la primera técnica de diálisis en Puerto Rico. Cuando regresaron a la isla comenzaron a entrenarse más técnicos y comenzaron a formarse nefrólogos aquí (en Puerto Rico)”, narró.
La también conocida como “enfermedad silenciosa” puede afectar dos de cada 10 personas en la isla o el 20% de la población puede sufrir de enfermedad renal crónica, según estimaciones del Consejo Renal de Puerto Rico. La cifra es doble en comparación con Estados Unidos, ha establecido la organización.
El promedio del examen de subespecialización fue de 560 puntos. Mientras, Cortés Sánchez se ubicó entre las notas más altas de la evaluación a base de 800 puntos.
“Siempre me ha encantado estudiar y durante los años de (“fellow”) en nefrología, me aseguré de levantarme todos los días más temprano para estudiar todos los días. Daba además conferencias a los médicos residentes de medicina interna y así me mantenía al día en todo lo relacionado a nefrología”, añadió.
El ahínco clínico por esta población lo ha llevado a tomar cursos especiales en diálisis continúa para pacientes con trauma, que se aplica en un periodo de 24 horas o más para estos pacientes críticamente enfermos. También cuenta con entrenamientos en sonografía renal y nefropatología clínica (evaluaciones de biopsias hechas al riñón). Todos obtenidos en los Estados Unidos y certificados por la Sociedad Internacional de Nefrología.
De otra parte, afirmó que los pacientes que reciben diálisis en la isla están faltos de servicios en psicología y salud mental, “porque son pacientes propensos a desarrollar depresión y ayudarían a mejorar el tratamiento de estos pacientes”.
Existen dos tipos de diálisis: la hemodiálisis se realiza a través de fístulas arteriovenosas y se filtra a través de una máquina que elimina los desechos de la sangre. Mientras la peritoneal, es a través de un tubo colocado por la cavidad abdominal que se llena de líquido o la solución de diálisis que funciona como la filtración de los desechos.
Finalmente, el nefrólogo insistió en que la diabetes continúa siendo la primera causa de enfermedad renal en Puerto Rico y que por lo tanto, las estrategias de prevención deben moverse a continuar promoviendo esfuerzos para lidiar con dicha epidemia en la isla.
Vea parte de nuestra entrevista en el siguiente video: