Por: Paula Alejandra Rojas Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Un reciente estudio del Instituto Salk en Estados Unidos, ha revelado una nueva versión de la tecnología de edición del genoma CRISPR/Cas9, que modifica la respuesta de una célula, ante una enfermedad, sin romper el ADN para tratar enfermedades como la diabetes, la enfermedad renal y la distrofia muscular. La tecnología CRISPR está basada en una secuencia genética y una proteína (Cas9) que permite localizar secuencias muy concretas del genoma, donde se localizan los genes que se quieren modificar, para cortar la cadena de ADN y suprimir la expresión de ciertos genes o modificarlos. No obstante, el problema de esta tecnología es que obliga a romper la cadena de ADN y puede afectar, al intentar editar unos genes, a otros genes circundantes. Los investigadores dicen que a pesar de que muchos estudios han demostrado que CRISPR/Cas9 se puede aplicar como una poderosa herramienta para la terapia génica, hay una creciente preocupación por las mutaciones no deseadas generadas por las roturas de doble cadena a través de esta tecnología. Por ello, esta nueva herramienta no rompe el ADN y en cambio, introduce estas moléculas en el interior del genoma donde pueden actuar. Gracias a esta tecnología se envía por separado al núcleo las moléculas activadoras (los interruptores) y por otro la forma inactiva de Cas9 (la que localiza los genes de interés). Las moléculas se entregan por separado y luego se activan una vez que están en la región sobre la que se quiere actuar. Para probar el método, los investigadores utilizaron modelos de ratón de lesión renal aguda, diabetes tipo 1 y una forma de distrofia muscular. En cada caso, diseñaron su sistema CRISPR/Cas9 para impulsar la expresión de un gen endógeno que podría revertir los síntomas de la enfermedad. En el caso de la enfermedad renal, activaron dos genes que se sabía que estaban involucrados en la función renal, y observaron no solo un aumento en los niveles de las proteínas asociadas con esos genes, sino también una mejor función renal después de una lesión aguda; mientras, para la diabetes tipo 1, tenían como objetivo aumentar la actividad de los genes implicados en generar células productoras de insulina. Una vez más, el tratamiento funcionó, disminuyendo los niveles de glucosa en sangre en un modelo de diabetes en ratones. Finalmente, para la distrofia muscular, los investigadores expresaron genes que se había demostrado anteriormente que podían revertir los síntomas de la enfermedad, incluido un gen particularmente grande que no puede ser administrado fácilmente a través de terapias genéticas mediadas por virus tradicionales. Estas investigaciones suponen un importante paso hacia el tratamiento de las enfermedades que secuestran las capacidades del ser humano. El primer paso es investigar en ratones, luego pasar a animales más grandes, realizar estudios preclínicos y en un futuro poder encontrar una terapia para tratar las lesiones musculares.