Se han aprobado cerca de 8 nuevos tratamientos para controlar la progresión de la esclerosis múltiple, conocerlos es requisito para la correcta práctica clínica
Giovanny Vega Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El futuro parece alentador para los pacientes de esclerosis múltiple y, en especial, para los galenos que dedican sus vidas al tratamiento de la condición. La comunidad de la salud espera con ansias la llegada de nuevos medicamentos, que se unirán a los 14 ya aprobados para tratar esta enfermedad progresiva.
Los últimos tratamientos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) van dirigidos a la población pediátrica y a los pacientes con la enfermedad primaria y secundaria progresiva, dos de las cuatro formas de la condición.
Hay varios medicamentos que se esperan estén aprobando para el año que viene, incluyendo medicamentos para enfermedad secundaria progresiva. Al momento no tenemos muchas alternativas para ese tipo de esclerosis múltiple”, reconoció la doctora Patricia de Jesús, especialista neuróloga.
La esclerosis múltiple es descrita como una enfermad progresiva del sistema nervioso central que afecta al cerebro y la médula espinal. Aunque es mucho más común en mujeres entre los 20 y 50 años, esta condición puede afectar a cualquier individuo incluyendo niños.
El último fármaco aprobado por la FDA, el pasado mayo del año en curso, fue dirigido a la población pediátrica mayor de 10 años. Se destaca también la acogida del ente regulador a otro medicamento en 2017, que resultó ser el primero dirigido a la enfermedad primaria progresiva.
Cada vez tenemos más alternativas, más opciones que buscan controlar y mantener al paciente estable. En los últimos siete años se han aprobado ocho medicamentos para la condición”, añadió De Jesús.
Estos nuevos medicamentos, que se espera sean aprobados en 2019, tienen como objetivo mantener el paciente estable dentro de su condición, con el fin de que no desarrolle incapacidad y que pueda mantener una buena calidad de vida a largo plazo. Además, buscan evitar las recaídas, inflamación, lesiones nuevas y la progresión de la condición.
No fue hasta el 1943 cuando se ratificó el primer tratamiento para el manejo de la esclerosis múltiple, pese a que la enfermedad se describió hace más de 150 años. Actualmente, no existe una cura.
Lo importante es que se sepa que estos tratamientos buscan estabilizar la condición, que no buscan mejorarla. Eso es uno de los problemas, porque a veces los pacientes piensan que los medicamento son para mejorar, en realidad es para mantener estabilidad y evitar que no empeore. Tenemos bastantes alternativas y vienen unas cuantas más en camino”, concluyó.
Los síntomas más comunes son debilidad de alguna parte del cuerpo, adormecimiento, quemazón, ardor, hormigueo, problemas de desbalance, perdida de visión en algún ojo, entre otros.
Tratamientos modificadores de la EM
- Laquinimod: se trata de un fármaco de administración oral y su dosis está fijada en un comprimido al día para la EM remitente-recurrente. Este medicamento actúa sobre la inflamación y la neurodegeneración, y los resultados han sido positivos, ya que se ha demostrado que los brotes disminuyen en un 23 % y la progresión de la discapacidad en un 36 %. Según los datos, los pacientes también presentan un número menor de lesiones inflamatorias en resonancia magnética (RM) (un 37 % menos) y una reducción de la atrofia cerebral (un 33 %). En general, los pacientes muestran una muy buena tolerancia y aceptación al laquinimod y pocos efectos secundarios (algunos gastrointestinales y cefalea). Está pendiente de la aprobación de la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) y de la Agencia Americana del Medicamento (FDA).
- Terifunomida: es un medicamento que ya ha sido aprobado por las agencias de Europa y Estados Unidos, y ya se puede utilizar en este último país. Con un comprimido oral al día para la EM remitente-recurrente, los pacientes muestran una mejora en los brotes de la enfermedad (con una reducción del 31 % - 36 %) y en la progresión de la discapacidad (con un 30 % menos). Si estos datos ya son positivos, el gran avance de este fármaco es que disminuye las lesiones inflamatorias en resonancia magnética en un 80 %. En referencia a los efectos adversos, la terifunomida puede causar problemas gastrointestinales, tales como diarrea y náuseas, y alteraciones hepáticas y caída de cabello, aunque ambos problemas son transitorios. No obstante, y de forma genérica, se trata de un medicamento con un buen perfil de tolerancia y seguridad.
- BG-12: se trata de dos comprimidos orales al día que afectan a la inflamación y a la neuroprotección. Es precisamente en las lesiones inflamatorias en RM y en la acumulación de lesiones en RM donde muestra unas mejoras muy relevantes: una reducción del 90 % y del 85 %, respectivamente. A la vez, también consigue una importante disminución del número de brotes (un 53 % menos) y de la progresión de la discapacidad (un 38 % menos). Los pacientes manifiestan una buena tolerancia, aunque el fármaco tiene una serie de efectos secundarios: gastrointestinales (diarreas, náuseas y dolor abdominal), infecciones respiratorias leves, y "flushing" o enrojecimiento, pero, en general, estos efectos son transitorios y controlables. El BG-12 ya ha sido aprobado por la EMEA y la FDA y ya está disponible en Estados Unidos.
- Alemtuzumab: es un tratamiento más complejo que se administra en dos dosis por vía endovenosa en dos periodos y durante dos años. Muy recientemente ha tenido una valoración inicial positiva por parte de la EMA y se dirige a tipos de EM muy activos. Supone una disminución considerable (del 50 % - 69 %) de los brotes de la enfermedad y también de la discapacidad. Hay que tener en cuenta que tiene importantes efectos secundarios del tipo autoinmune e infecciones que habrá que controlar de cerca.
Tratamiento sintomático
- Fampridina: este medicamento se centra en la mejora de la dificultad de deambulación, es decir, de la capacidad de caminar, un síntoma muy común de la EM que repercute en la vida diaria de los pacientes. Se calcula que más del 60 % de las personas con EM sufren esta discapacidad. La fampridina aborda este síntoma y muestra resultados positivos en la velocidad de la marcha de los pacientes. Consiste en dos comprimidos diarios y ha sido aprobado por la EMEA y la FDA y, de hecho, ya está disponible en Estados Unidos y en algunos países europeos. Actualmente, está en proceso de revisión en la Agencia Española del Medicamento.