Invención de un microchip diseñado para imitar las funciones vitales de hasta 10 órganos, estos además están conformados por 2 millones de células
El constante avance de la bioingeniería permite que la medicina encuentre nuevas opciones, bien sea para buscar tratamientos o para investigar el origen que nos quejan. Dentro de las novedades científicas que se lograron en 2018, una de las más destacadas sin duda es la invención de un microchip diseñado para imitar las funciones vitales de hasta 10 órganos del cuerpo humano.
Este dispositivo electrónico fue desarrollado por ingenieros e investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos, encabezados por Linda Griffith quienes idearon una nueva tecnología con la que se podrán probar y analizar los efectos de nuevos fármacos, con la intención de descubrir posibles efectos secundarios antes de que sean aprobados y recetados a pacientes. De esta manera, se reducen las posibilidades de sufrir complicaciones de salud asociadas con los medicamentos que van ingresando al mercado.
El novedoso microchip se dio a conocer en marzo de 2018. Es descrito como una plataforma de microfluidos que puede conectar tejidos de hasta 10 órganos: hígado, pulmón, intestino, endometrio, cerebro, corazón, páncreas, riñón, piel y músculo esquelético. Estos órganos artificiales además están conformados por 2 millones de células aproximadamente, para así reproducir un gran número de sus funciones esenciales.
Es decir, se pueden reproducir, de forma instantánea y precisa, las reacciones de un órgano determinado, de acuerdo con el interés del investigador y sin necesidad de revisar dichos efectos en seres humanos que aceptan integrar ensayos clínicos.
Algunos de los efectos de los medicamentos son muy difíciles de predecir a partir de los experimentos en animales. Con nuestro chip, es posible distribuir un medicamento y luego buscar los efectos en otros tejidos, incluso incluye la posibilidad de medir la exposición y cómo se metaboliza”, comentó Griffith en su momento a los medios estadounidenses.
Los investigadores también consideran que su invención podrá contribuir al estudio de los efectos secundarios que producen ciertos tratamientos como la inmunoterapia o el análisis de anticuerpos.