Con el proyecto Nightingale, Google tiene acceso a historiales clínicos, nombres y direcciones, pruebas de laboratorio, registros de hospitalización y fechas de nacimiento sin necesidad de consultar a los pacientes.
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Google ha ganado acceso a una cantidad masiva de datos en Estados Unidos gracias a un acuerdo con una gran empresa de servicios sanitarios. Se trata de la compañía Ascension, que gestiona 2.600 hospitales en el país.
Gracias al proyecto Nightingale (que significa ruiseñor en inglés), Google tiene acceso a historiales clínicos, nombres y direcciones sin necesidad de haber consultado a los pacientes, según informó el diario estadounidense The Wall Street Journal, el primer medio en dar la noticia.
El gigante tecnológico dijo que esa es "la práctica habitual".
Entre los datos a los que Google tiene acceso según el acuerdo también hay resultados de pruebas de laboratorio, registros de hospitalización y fechas de nacimiento.
Ni a los médicos ni a los pacientes se les informó de que Google puede ver esa información.
El informe de The Wall Street Journal señala que la empresa comenzó a tener acceso a esos datos el año pasado y que se amplió durante el verano.
Google señaló en su página web que su trabajo con Ascension se adheriría a todas las regulaciones de la industria, como la Ley de Portabilidad y Responsabilidad de Seguros de Salud en Estados Unidos, de 1996, también conocida por sus siglas en inglés, HIPAA.
"Google dice que no los vincularán con otros datos, pero lo que hacen todo el tiempo es refinar sus algoritmos, perfeccionar lo que hacen y ganar una mayor ventaja comercial".
Las organizaciones sanitarias están cada vez bajo más presiones para mejorar la eficiencia y la calidad de los cuidados a los pacientes.
Muchas de ellas están valorando el uso de la inteligencia artificial en un esfuerzo por mejorar sus servicios, pero a veces estas acciones despiertan críticas negativas sobre cómo se manejan los datos de los pacientes.
En Reino Unido, la filial de Google para el desarrollo de inteligencia artificial, DeepMind, infringió la ley cuando no pudo explicar a los pacientes cómo usarían sus datos para crear una aplicación sobre una enfermedad renal.
La herramienta, llamada Streams, fue diseñada para resaltar qué pacientes tienen más riesgo de desarrollar una enfermedad renal aguda.