La enfermedad de Crohn es una patología crónica autoinmune caracterizada por la presentación de úlceras o fístulas en el tracto digestivo, sobre todo en el intestino delgado.
Los hongos y bacterias del tracto gastrointestinal colaboran en la formación de biofilms que promueven los síntomas de las enfermedades inflamatorias intestinales
La enfermedad de Crohn es una patología crónica autoinmune caracterizada por la presentación de úlceras o fístulas en el tracto digestivo, sobre todo en el intestino delgado. Una enfermedad que, junto a la colitis ulcerosa –caracterizada igualmente por la ulceración e inflamación, en este caso en la pared del colon colon–, se presenta como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) más común y que padecen cerca de 45.000 españoles. Y una enfermedad que, además, resulta muy difícil de tratar. De hecho, los tratamientos con fármacos inmunosupresores no acaban de funcionar en la mayoría de los pacientes, en los que la patología acaba obstruyendo el intestino y debe recurrirse a la cirugía. De ahí la importancia de un nuevo estudio dirigido por investigadores de laUniversidad Case Western Reserve en Cleveland (EE.UU.), en el que se muestra que los hongos que habitan en el tracto gastrointestinal también juegan un papel muy importante en la aparición y progresión de la enfermedad de Crohn y, por tanto, sugiere que el uso de antifúngicos y probióticos podría resultar muy eficaz para mejorar la sintomatología de los pacientes.
Como explica Mahmoud A. Ghannoum, director de esta investigación publicada en la revista « Digestive and Liver Disease», «desafortunadamente, la mayoría de los trabajos llevados a cabo sobre los microorganismos del tracto gastrointestinal se han centrado en el estudio exclusivo de las bacterias y han omitido a uno de los actores protagonistas: los hongos. Por tanto, y en aras de paliar esta situación, hemos focalizado nuestros esfuerzos en el estudio de la comunidad fúngica que reside en el tracto gastrointestinal. Una comunidad conocida como ‘micobioma’».
Bacterioma y micobioma
El nuevo estudio es el primero realizado hasta la fecha para analizar conjuntamente tanto las bacterias –o ‘bacterioma’– como la comunidad fúngica –o ‘micobioma’– del tracto gastrointestinal en pacientes con enfermedad de Crohn y sus familiares sanos.
Como recuerda Mahmoud Ghannoum, «el tracto gastrointestinal de los seres humanos es el hogar de billones de microorganismos, algunos beneficiosos y otros potencialmente dañinos. Y en este contexto, los avances recientes nos han permitido identificar una multitud de organismos que habitan el tracto gastrointestinal y analizar a aquellos que juegan un papel en la enfermedad inflamatoria intestinal».
Los resultados mostraron que los pacientes con enfermedad de Crohn presentan, frente a sus familiares sanos, un desequilibrio en la concentración de dos especies bacterianas –concretamente, de ‘Serratia marcescens’ y ‘Escherichia coli’– y de un hongo llamado ‘Candida tropicalis’. Y asimismo, y lo que es más importante, que estos tres microorganismos colaboran en la formación de biofilms con capacidad para exacerbar la inflamación intestinal.
Como refieren los autores, «si bien la relación entre las bacterias y los hongos ya ha sido reconocida no son el en tracto intestinal, sino a lo largo de todo el organismo, nuestro trabajo es el primero en demostrar que las bacterias y los hongos ‘trabajan’ juntos para exacerbar los síntomas inflamatorios en la enfermedad de Crohn. Así, nuestros resultados ofrecen una visión sobre el papel que juegan los distintos microorganismos en la enfermedad de Crohn y abren la puerta al desarrollo de nuevos test diagnósticos y tratamientos para esta enfermedad y otras patologías digestivas».
Aplicaciones terapéuticas
Y exactamente, ¿cuáles sería estos potenciales tratamientos? Pues básicamente, y según apuntan los propios autores, el uso de antifúngicos y probióticos específicamente diseñados para equilibrar las concentraciones de bacterias y hongos y destruir los biofilms de la placa digestiva. Así, y mientras los antifúngicos evitarían el crecimiento descontrolado de los hongos, los probióticos –esto es, de alimentos que contienen microorganismos vivos con actividad intestinal– ayudarían a restaurar y mantener el equilibrio de la microbiota –o lo que es lo mismo, del bacterioma y del micobioma.
Como concluye Mahmoud Ghannoum, «nuestro descubrimiento innovador, que muestra que tanto las bacterias como los hongos juegan un papel crítico en la salud y en la enfermedad, tiene implicaciones enormes no solo para entender el proceso de la enfermedad, sino también para el desarrollo de tratamientos que, de manera potencial, cambiarían la vida de los pacientes que sufren enfermedades digestivas crónicas».